La región de las Américas es el epicentro de la pandemia mundial de coronavirus y aunque las proyecciones indican que en los próximos tres meses seguirán sumándose más enfermos y habrá más del triple de muertos, los países aún están a tiempo de aplanar la curva, dijo el martes la Organización Panamericana de la Salud.
“La batalla es dura, pero está lejos de haberse perdido”, aseguró la directora de la OPS, Carissa Etienne. “Aún hay mucho por hacer. Sé que la región tiene la voluntad, la solidaridad y las herramientas para bajar la curva, y para mantenerla baja”.
Hasta ahora se han registrado 5,1 millones de casos de COVID-19 en toda América, y 247.000 muertes, de acuerdo con la OPS. Las proyecciones indican que los fallecimientos ascenderían a 620.000 para octubre, según cifras de la Universidad de Washington citadas por la OPS.
En Latinoamérica hay unos 2,5 millones de infectados y 114.000 muertos, que ascenderían a 438.000 en octubre, de acuerdo con esas proyecciones.
La OPS considera que si siguen las condiciones actuales en América del Sur, países como Chile y Colombia tendrán su pico entre ahora y mediados de julio; mientras que en Argentina, Brasil y Perú el pico será en agosto, al igual que en gran parte de Centroamérica, incluyendo a El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y México, en América del Norte.
Costa Rica, en cambio, sería uno de los últimos países en tener el pico, en octubre.
Etienne advirtió que las proyecciones están basadas en la situación actual y dijo que podrían cambiar según las medidas que implementen los gobiernos. Instó asimismo a los países a considerar simultáneamente la salud, la economía y los factores sociales, y dijo que la flexibilidad será clave para ajustar las políticas.
“Esto significa que los países pueden cambiar estas predicciones si toman las decisiones correctas e implementan medidas de salud públicas efectivas y estrictas”, dijo la funcionaria en la conferencia virtual semanal de la organización desde Washington.
Advirtió, sin embargo, que habrá desafíos que atender, entre ellos la temporada de gripe invernal en el Cono Sur, la malaria, el dengue, el sarampión y la difteria. Por eso, dijo, los países deben proseguir con sus esfuerzos de vacunación para que no se superpongan brotes de esas enfermedades con los del coronavirus.
Etienne enfatizó que el coronavirus no puede pasar desapercibido porque en aquellos lugares donde no se tomen medidas o donde se relajen pronto, habrá un aumento mayor de la incidencia. Su consejo: que la apertura de la economía sea gradual y sólo cuando la curva se haya aplanado.
Pero aún si se suavizan las medidas, dijo, deberán seguir implementándose acciones como el distanciamiento social, el uso de mascarillas, el aislamiento de casos, la realización de pruebas y el seguimiento de contagios, entre otras.
La OPS, que en los últimos dos meses ha donado casi cinco millones de tests de coronavirus a todos los países de la región, considera que los países deben incrementar aún más el acceso a las pruebas que detectan el virus y reforzar las medidas aunque decidan abrir sus economías.
“No podemos abandonar lo que funciona por fatiga o por cuestiones políticas”, expresó Etienne. “Tenemos que dejar que la información, y no las pasiones, guíen las acciones”, expresó.
A nivel global, más de 10,3 millones de personas se han enfermado y más de 507.000 han muerto de coronavirus según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.
En la mayoría de la gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.