La cantidad de personas enfermas con el nuevo coronavirus en Latinoamérica se ha triplicado en el último mes y si bien existen perspectivas para el desarrollo de una vacuna que pueda contener la pandemia, en los próximos dos años habrá nuevos brotes, advirtió el miércoles la Organización Panamericana de la Salud.
Asimismo, casi la mitad de todos los casos mundiales de COVID-19 están en el continente americano, cuyos países suman más de 4,5 millones de enfermos y 202.6000 muertos por la enfermedad, según la OPS.
En mayo, la región se convirtió en el foco de la pandemia a nivel internacional, pero desde entonces los casos en Latinoamérica se triplicaron de 690.000 a más de dos millones, dijo Carissa Etienne, la directora de la organización.
“Desafortunadamente estas cifras continuarán ascendiendo”, expresó la funcionaria en la conferencia virtual semanal realizada desde la sede de la organización en Washington.
Explicó que ahora existe una amplia transmisión en la mayor parte de Centroamérica y Sudamérica, donde Brasil superó el millón de casos y se unió así a Estados Unidos como uno de los dos únicos países del mundo cuyos casos de enfermos superan los seis dígitos.
Otro de los países que ha registrado una curva ascendente de casos de coronavirus es México, pero los funcionarios de la OPS dijeron que están trabajando con las autoridades de ese país en la implementación de medidas que esperan controlen pronto la situación.
Etienne destacó que el incremento de casos en la región “es sumamente preocupante”, pero dijo que se evitó una tragedia aún mayor con la implementación temprana de medidas de distanciamiento social en gran parte de los países.
Uno de los que no lo hicieron, remarcó, fue Nicaragua, que a su vez es el único país de Centroamérica que no reporta sus casos a la OPS a pesar de que la organización ha entrenado a personal de laboratorio para que haga los exámenes.
Etienne dijo que ahora los países están bajo presión para suavizar las restricciones por motivos económicos y políticos, aún en momentos en que la transmisión sigue acelerándose en ausencia de un tratamiento efectivo o una vacuna.
“Esperamos que en los próximos dos años en la región de las Américas experimentemos brotes recurrentes de COVID-19, que podrían alternarse con períodos de transmisión limitada”, advirtió Etienne tras instar a los gobiernos a dejar de lado las diferencias políticas y unirse para enfrentar la pandemia. “Tenemos que ser realistas sobre el futuro”, aseguró.
De acuerdo con la OPS, existen más de 130 proyectos de vacuna en desarrollo para contener el coronavirus y al menos diez de ellos en fase experimental en humanos. No se sabe con exactitud cuándo podría estar lista la primera, pero algunos científicos han dicho que confían en que sea para final de este año.
Mientras tanto, la organización dijo que la gente debe adaptarse a la nueva realidad de convivir con la pandemia.
“Todos debemos adaptarnos a una nueva forma de vida”, dijo Etienne. “La pregunta ahora ya no es cómo volvemos a las cosas tal como eran antes, sino cómo avanzamos y construimos una respuesta sostenible y efectiva para contener la pandemia”.
La funcionaria destacó que los gobiernos tienen que ser flexibles en sus políticas de salud pública y considerar no sólo los aspectos económicos sino también sociales porque la crisis sólo será superada si se atienden las necesidades de los más vulnerables.
“Si los descuidamos corremos el riesgo de que los próximos dos años sean como los últimos meses”, dijo refiriéndose a las poblaciones indígenas, negras, pobres y migrantes. “Y eso no debería suceder”, enfatizó.
A nivel global, más de 9,3 millones de personas se han enfermado y más de 479.000 han muerto de coronavirus según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.
En la mayoría de la gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.