Once de los trece fallecidos por asfixia en una avalancha humana durante una fiesta clandestina en Perú estaban contagiados con COVID-19. Y quince de los veintidós detenidos por la Policía en el mismo lugar también están infectados, según las pruebas que pasaron este domingo.
Los casos detectados en las víctimas mortales fueron informados por la Fiscalía, que no precisó quiénes de las doce mujeres y un hombre fallecidos estaban contagiados. A todos ellos se les practicará la autopsia este lunes.
De los detenidos, quince dieron positivo para la COVID-19, según informó a medios locales el director de la Dirección de Redes Integradas de Salud (Diris).
Ahora estos arrestados deberán ser puestos en cuarentena en la Villa Panamericana. El complejo de los Juegos Panamericanos de Lima 2019 convertido desde abril en el mayor centro de aislamiento para casos de la COVID-19 en Perú.
«Ahora mismo pueden contagiar a otras personas. Es peligroso que estén sueltos o con otras personas en un mismo calabozo», precisó Ramírez.
En tres días también se practicarán pruebas moleculares (PCR) a todos los policías que participaron en el operativo. Cuya llegada al local provocó la estampida de los asistentes a las fiesta, que quedaron atrapados y aplastados en la angosta escalera que llevaba a la salida.
OPERATIVO BAJO INVESTIGACIÓN
El ministro del Interior, Jorge Montoya, negó este domingo que los policías que participaron en el operativo policial cerraran la puerta para evitar que se escaparan los asistentes sin ser detenidos. En ese sentido, recordó que tres policías resultaron heridos al quedar también atrapados con el resto de personas.
Asimismo, reiteró que la policía no lanzó gases lacrimógenos dentro del local ni tampoco usó armamentos que provocara la estampida de la gente. Como durante el fin de semana varios testigos y vecinos de la zona afirmaron a medios locales.
Montoya detalló que la avalancha se produjo cuando los policías organizaban la salida primero de las mujeres. «Pero en ese momento quisieron salir los hombres y es ahí cuando se produce la estampida y se aplastan unos a otros».
En esta fiesta clandestina en Perú participaban alrededor de 120 jóvenes en una discoteca llamada Thomas Restobar, del distrito limeño de Los Olivos. En el lugar había un único acceso era una estrecha puerta que abría de afuera hacia dentro y una empinada escalera.
FIESTAS PROHIBIDAS
Aunque la intervención policial se produjo en torno a las 21:00 hora local (2:00 GMT del domingo), una hora antes del inicio del toque de queda que regía hasta las 4:00 hora local del lunes, las reuniones familiares y sociales están prohibidas en todo el país para evitar mas contagios de la COVID-19.
La pandemia tiene a Perú como el sexto país del mundo y el segundo de Latinoamérica con más casos confirmados de coronavirus. El país sudamericano acumuló más de 585.000 contagios, y con más de 27.400 fallecidos está a punto de alcanzar la mayor tasa de mortalidad a nivel global.
El presidente de Perú, Martín Vizcarra, exigió este domingo desde la ciudad sureña de Arequipa el máximo castigo a los responsables de organizar esa fiesta. Y argumentó que «todo el trabajo que hacemos para combatir al virus se va por la borda si tenemos gente que actúa de esa manera».
Por su parte, la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Rosario Sasieta, consideró que los organizadores de la fiesta y los dueños del local deben ser acusados de homicidio porque «las puertas de esas discotecas nunca debieron ser abiertas».
LUCRO EN PANDEMIA
En la misma línea se manifestó el ministro de Defensa, Jorge Chávez, quien afirmó que «si bien es cierto que esos jóvenes no debían estar ahí, no exime de responsabilidad a estas organizaciones que van en contra de la ley con estas acciones con fines de lucro».
«No podemos ni debemos permitir que actos de esta naturaleza sigan ocasionando perdidas humanas. Hago un llamado a la ciudadanía al cumplimiento de las normas, a cuidarse y protegerse. Nos duele perder la vida de cada uno de nuestros ciudadanos», concluyó Chávez.
Esta fiesta clandestina en Perú evidencia que el constante desacato a las normas de inamovilidad social dictadas por el Gobierno. Pues desde el inicio de la pandemia han sido habituales las intervenciones policiales a locales y viviendas que organizaban fiestas clandestinas, aunque hasta ahora no había registro de una tan multitudinaria.
EFE