El cáncer es una de las patologías que, por su constante búsqueda por encontrar nuevos tratamientos, ha tenido un mayor análisis a nivel mundial en los últimos años. En América Latina específicamente, pese a los estrechos vínculos culturales e históricos que tienen los países que lo conforman, el desafío para enfrentar esta enfermedad es aún mayor que en otras regiones, pues existen muchos contrastes y desigualdades en factores socioeconómicos, demográficos y ambientales que dan paso a distintos escenarios, incluso dentro de cada país.
Con el fin de clarificar la realidad de la enfermedad y afrontar los retos que crecen con un alto impacto frente a la sostenibilidad de los sistemas de salud, las comunidades y la economía que exigen respuestas cada vez más inmediatas, la Unidad de Inteligencia de The Economist, con el patrocinio de Roche, presentó el informe “Preparación para el abordaje del cáncer en América Latina: Construyendo sobre los avances recientes.”
A través de una serie de entrevistas a expertos y una exhaustiva investigación documental de 45 indicadores individuales, se analizó el desafío que constituye la diversidad del cáncer en América Latina, el alcance actual de las iniciativas para abordar la enfermedad y los elementos fundamentales para mejorar el grado de preparación en 12 países que fueron elegidos por su tamaño y nivel de desarrollo económico: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
De acuerdo con el informe, en Ecuador y la mayoría de países de la región, el cáncer representa la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares en general, a excepción de Perú y Chile donde es la primera. A nivel global, la región tiene la cuarta incidencia más alta de cáncer, después de Oceanía, América del Norte y Europa, y por encima de Asia y África, ubicándose en el sexto lugar en la escala de mortalidad.
Así mismo, según el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), se estima que para el 2030 habrá 2.000.000 de casos nuevos de cáncer y más de 980.000 muertes en Latinoamérica y El Caribe, incrementando las cifras en un 40% y 46% respectivamente, en comparación con el 2018.
Este incremento en las cifras se refleja como consecuencia de la diversidad socioeconómica que enfrenta la región, donde se experimenta una “doble carga del cáncer”, con la presencia de cánceres relacionados con el estilo de vida como el de próstata, mama y colorrectal, particularmente en los países más desarrollados como Argentina, Chile y Uruguay y cánceres persistentes relacionados con infecciones típicas de los países en vías de desarrollo como el cáncer de estómago, hígado o de cuello uterino.
Este último, representa el cuarto tipo de cáncer más común por tasa de incidencia (cada 100.000 personas) en América Latina. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada año en la región más de 56.000 mujeres reciben un diagnóstico de cáncer de cuello uterino y más de 28.000 mueren, evidenciando las grandes desigualdades en la capacidad del desarrollo del sistema de salud.
Para afrontar esta realidad, se debe establecer un mayor esfuerzo por comprender las implicaciones económicas en la región. Con el paso de los años los costos para el manejo del cáncer han incrementado no solo por el uso de nuevas tecnologías y medicinas, sino también por el aumento de casos. Además, la economía Latinoamericana se enfrenta a muchos retos financieros, debido a la recesión económica que se enfatizó con la llegada de la pandemia por Covid-19.
En Ecuador, por ejemplo, el gasto total en salud para el tratamiento del cáncer proviene en un 40% de las propias familias, el doble del porcentaje recomendado, ocasionando un desbalance y falta de acceso para pacientes en situaciones vulnerables.
De acuerdo con el Dr. José Luis Cañadas, Director Médico de Roche Ecuador, el manejo del cáncer en el país requiere de “la voluntad y alianzas oportunas entre entidades públicas y privadas a través de la implementación de modelos de financiamiento condicionados a resultados clínicos o económicos que garanticen el acceso a nuevas tecnologías, sin arriesgar la sostenibilidad de los sistemas de salud.”
En el informe presentado, se estableció también un índice de preparación para el abordaje del cáncer en la región, con el fin de determinar qué tan preparados están los países para lograr reducciones importantes en las muertes prematuras por cáncer, aumentar las tasas de supervivencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes a través del análisis de tres grandes dimensiones: políticas y planificación, servicios de salud, sistemas de salud y gobernanza.
Los resultados reflejan que, de manera general, la región cuenta con 65.5 puntos sobre 100 frente a esta respuesta, siendo los países mejor puntuados Brasil, Colombia, Chile y Uruguay. Ecuador, Paraguay y Bolivia, son los de menor puntaje.
Uno de los puntos a destacar, es que desde el 2017 todos los países de la región, a excepción de Bolivia, cuentan con Planes Nacionales de Control de Cáncer para abordar la creciente carga de la enfermedad y que se actualizan constantemente. Sin embargo, los presupuestos planteados no son robustos.
Se observa también muy poco desarrollo en investigación en cáncer sobre todo en países como Bolivia, Chile, Costa Rica y Ecuador que a diferencia de Brasil y Argentina, no cuentan con políticas establecidas que regulen esta necesidad.
Frente a esto, se debe priorizar la inmunización como primera medida para prevenir ciertos tipos de cáncer y la detección y tratamiento en etapas tempranas para mejorar la calidad y sobrevida de los pacientes. De la misma manera, es indispensable asegurar la disponibilidad y acceso a los servicios de salud sin discriminación y a los medicamentos esenciales para el tratamiento de la enfermedad.
En 2017, en el país se publicó la Estrategia Nacional para la Atención Integral del Cáncer en Ecuador que promueve la prevención, detección temprana, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y cuidados paliativos para pacientes con cáncer, sin embargo, hasta el momento no se evidencia avances en su implementación.
Ante esto, Tania Soria, representante de la Sociedad Ecuatoriana de Oncología menciona que “desde el ámbito científico se pueden plantear varias acciones, pero es necesario establecer vínculos con las entidades regulatorias para identificar mejores caminos que permitan a nuestros pacientes acceder a una atención integral, con financiamientos adecuados que cubran sus necesidades y les beneficie con años de sobrevida y calidad de vida. Debemos procurar unirnos en un abordaje regional que regule el financiamiento que se constituye como el principal obstáculo para el desarrollo de las terapias.”
Finalmente, el estudio encontró que existen signos crecientes de conciencia respecto a este desafío en toda la región, así como también algunas áreas con innovación y resultados positivos. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer para mejorar los resultados del control del cáncer y para equipar a los sistemas de salud con los recursos y estructuras necesarios para prepararse para este desafío creciente.
Desde Roche, comprometidos con la salud de los pacientes, se busca liderar la transformación de soluciones en salud para fomentar sistemas sanitarios sostenibles, potenciados por la medicina personalizada a través de un trabajo en conjunto que permita reinventar el Sistema Nacional de Salud para asegurar que las innovaciones médicas beneficien en forma sostenible a la sociedad.