Delphine Boel fue reconocida como la princesa Delphine de Saxe-Coburg de Bélgica tras un escándalo de paternidad de dos décadas, pero ella prefiere que la sigan viendo como artista y no como realeza.
La semana pasada, una corte belga falló a su favor y la reconoció oficialmente como hija del antiguo rey Alberto II, algo que el viejo monarca trató de evitar con uñas y dientes desde que se publicaron alegatos de paternidad.
La princesa Delphine, de 52 años, dijo que sólo buscaba reconocimiento el familiar y el amor de un padre que siempre la ignoró. “Para mí ir a la corte, especialmente para eso, para ser reconocida por mi propia sangre, mi propio padre, se sintió muy forzado”, dijo a reporteros en lunes.
“Tuve una vida antinatural que fue sumamente dolorosa”, expresó durante una emotiva conferencia de prensa.
El exrey, cuyo hijo Felipe es el monarca reinante, aún podría apelar en la Corte de Casación, pero Delphine dijo que el caso probablemente no vaya más lejos. “Creo que ya terminó”.
El rey Alberto decidió en enero dejar de luchar contra la demanda de que era el padre de Boel, tras aceptar finalmente someterse a una prueba de ADN y recibir los resultados. Los rumores de una relación entre Alberto y la madre de Boel, la esposa aristocrática de un industrialista adinerado, habían corrido por años. Pero la noticia de que el rey pudo haber tenido una hija con ella salió a la luz en una biografía sobre la esposa de Alberto, la reina Paola, publicada en 1999.
La princesa Delphine dijo que el punto de quiebre en su relación se produjo cuando el rey negó que era su hija hace dos décadas. Señaló que ella había sido “una soldadita, protegiéndolos completamente a él y mi madre desde los 17 años sin decir nada porque lo amaba y teníamos una buena relación”. El rechazo de su padre “realmente se sintió como un puñal en la espalda”.
Boel guarda gran parecido físico con ciertos miembros de la familia real, incluido Alberto II. Durante su vida adulta, se ha dedicado a la escultura, con obras conocidas por su estilo colorido, peculiar y a veces provocador.
Dijo que su arte seguirá definiéndola. “Todavía voy a ser Delphine. No voy a salir a la calle a decir, por favor llámenme princesa”, dijo, agregando que las obras de caridad serían una excepción.
No sabe si su victoria legal desembocará en buenas relaciones familiares en un futuro cercano.
“Si me preguntan si espero cualquier cosa de la familia real, como dije, no espero nada. Sólo seguiré adelante con mi trabajo”, dijo. “Sin embargo, si de proto ellos muestran señales de vida, yo jamás les daría la espalda, eso es seguro”.
Sus dos hijos, Josephine y Oscar, también podrán tener títulos reales.