No la dejan ir a la fiesta de Navidad de su hijo debido a sus tatuajes

Melissa Sloan, una mujer de 45 años que se autorreconoce como “adicta a los tatuajes”, no asistió a la fiesta de navidad de su hijo porque los docentes, según ella, no la dejaron entrar al colegio por cómo luce.

En diálogo con Daily Star, Sloan dijo que no se presentó en los festejos porque una vez que quiso ir a ver a uno de sus dos hijos a la escuela, las autoridades le sugirieron que entrara por el jardín de atrás y se quedara “mirando la clase por la ventana”.

«No hay fiestas de Navidad y cuando voy a la escuela de mi hijo no me invitan. Una vez me dijeron que fuera al jardín de atrás. ‘Mira por la ventana de la clase’, me dijeron. Los maestros me dijeron que hiciera eso, por eso no voy a la obra de teatro de la escuela», dijo Sloan.

¿Cómo resolvió el tema de la fiesta de navidad de su hijo? Enviando a su pareja, Luke, en su lugar.

«Él irá esta noche a la fiesta de los niños porque yo no puedo ir porque no me quieren», afirmó la madre de Powys, Gales. «Me siento tan celosa porque sé cómo son hacia mí».

Melissa afirmó que se llegó a hacer tres tatuajes a la semana y que tiene más de 800 en todo su cuerpo.

No puede conseguir trabajo

Sloan, además, dice que «no puede conseguir un trabajo» debido a los diseños que cubren la mayor parte de su cuerpo, incluida la cara.

A lo largo de los años, pasó innumerables horas bajo la aguja e incluso empezó a repasar sus antiguos diseños, ya que se quedó sin espacio, pero mientras otros podrían rendirse en este punto, Melissa aún no terminó.

Dice que le miran raro por la calle y que la gente puede ser mala, pero eso tampoco la detiene y pronto se hará otro tatuaje, esta vez de un crucifijo, que estará justo debajo del ojo derecho.

Y hace semanas compartió una imagen de cómo era antes de cubrir su cara de tatuajes. Además, insistió en la realización de nuevos tatuajes.

«Me dejo llevar por la corriente, lo que me gusta me lo pongo en la cara. Me dejo llevar por la inspiración, me queda espacio y me lo pongo. Es gratis, lo hago yo misma, o lo hace mi novio, que fue entrenado para hacerlo, lleva años haciéndolo».

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Fuente: Clarín