María Consuelo Loera, la madre del encarcelado narcotraficante mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán, falleció el pasado domingo a los 95 años por complicaciones de salud tras una operación, informaron allegados a la familia y medios locales.
El deceso ocurrió en un hospital privado de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, 20 días después de ser sometida a una operación en la vesícula.
Interrogado sobre la muerte de Loera durante su conferencia de prensa matutina, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador envió un breve mensaje a los deudos.
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«Respeto a la familia (…) cualquier ser humano que pierde la vida merece respeto y también consideración a sus familiares, a todos. Nada humano me es ajeno», dijo.
Una de las más sonadas apariciones públicas de la madre de ‘El Chapo’ ocurrió en marzo de 2020, cuando se encontró con López Obrador, que se encontraba de gira por Sinaloa. El Primer Mandatario se acercó a saludarla a su automóvil, esta acción generó polémica y críticas.
El presidente defendió su gesto como un acto humanitario ante una mujer mayor que «merece todo mi respeto independientemente de quien sea su hijo», dijo en ese momento. «Si doy la mano a delincuentes de cuello blanco, ¡cómo no se la voy a dar a una señora! ¡Cómo le voy a dejar la mano tendida!», añadió.
El acercamiento de Loera al presidente fue para entregarle una carta. En ella solicitaba su intercesión para obtener una visa humanitaria y poder visitar a su hijo en Estados Unidos.
Tras su fallecimiento, Loera fue trasladada a La Tuna, lugar donde creció el «Chapo», ubicado en el municipio de Badiraguato, donde tenía una amplia casona. Frente a la vivienda se ubica un templo cristiano que fue mandado a construir por sus hijos, con la intención de que la señora pudiera practicar activamente su fe.
La devoción de Loera la llevaba a visitar frecuentemente Culiacán para acudir a un templo del barrio Tierra Blanca. Este lugar era conocido por ser cuna de capos criminales que vivieron entre los años 1970 y 1990.