Meta, la empresa propietaria de Facebook e Instagram, advirtió este martes que a partir de enero impedirá a sus anunciantes crear campañas publicitarias dirigidas exclusivamente a algunos usuarios en función de criterios políticos, raciales, sexuales o religiosos, entre otros.
La decisión implica que los clientes de las redes sociales (los que pagan para que sus anuncios aparezcan en Facebook o Instagram) ya no podrán seguir lanzando campañas que lleguen únicamente a internautas que se identifiquen como progresistas, por ejemplo, o como católicos, o como miembros del colectivo LGBT, etc.
Intereses contrapuestos
Estas variables ayudan a los anunciantes a elegir con gran precisión las características demográficas e ideológicas del público al que quieren llegar, pero a su vez pueden contribuir a aumentar la polarización e incluso prestarse a abusos o a usos discriminatorios.
«No ha sido una decisión simple y ha requerido poner en la balanza intereses contrapuestos, dado que había argumentos tanto a favor como en contra», apuntó en un comunicado el vicepresidente de Meta, Graham Mudd.
La supresión de las variables consideradas «sensibles» por Meta empezará el próximo 19 de enero y afectará, además de a Facebook e Instagram, a Messenger y a la red publicitaria propiedad de la compañía dedicada a la compra-venta de espacios en otros portales de internet.
Los conceptos que anunciantes ya no podrán usar
La firma de Menlo Park (California, EE.UU.) dio algunos ejemplos concretos de conceptos que los anunciantes ya no podrán seguir utilizando para elegir al público de sus campañas: «matrimonio homosexual», «cultura LGTB», «iglesia católica» y «festividades judías».
Además, y para evitar casos de discriminación, también quedarán prohibidos algunos conceptos vinculados al mundo de la salud como «concienciación acerca del cáncer de pulmón» y «quimioterapia».
La decisión de Meta sigue la misma línea que las tomadas hace meses por otras firmas del sector como Alphabet, que ya prohíbe a las campañas políticas dirigirse a públicos exclusivos en función de sus preferencias políticas, y Twitter, que no permite ningún tipo de anuncio político.
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Meta, que dejó de llamarse Facebook hace apenas dos semanas, se encuentra en el ojo del huracán después de que una exempleada filtrara a la prensa y al Gobierno de EE.UU. miles de documentos internos que indican que la compañía priorizó en múltiples ocasiones sus beneficios a la seguridad y el bienestar de los usuarios.
EFE