in importar cuál sea el gusto musical, el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl ha tenido algo para todos.
De bandas escolares al jazz de Nueva Orleáns, de la música latina y caribeña a Motown, del rock clásico a la música country, pop, hip hop y rap.
De lo sublime con Tony Bennett, a los bochornoso con el “desperfecto de vestuario” Janet Jackson, del paso del hombre en la luna de Michael Jackson al homenaje de U2 a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre, las actuaciones del medio tiempo han generado casi tanta atención como el mismo campeonato de la NFL.
Y de seguro volverá a hacerlo este domingo cuando Jennifer López y Shakira protagonicen el espectáculo.
“Uno sintoniza el Super Bowl para ser asombrado en términos de lo que pueda ocurrir”, dijo Peter O’Reilly, vicepresidente principal de eventos de la NFL. “Ya sea la interpretación del himno nacional y ‘America The Beautiful’, las presentaciones previas al partido, el medio tiempo… Básicamente, el día del juego se trata de momentos, de crear momentos que unan a la gente y que sean comentados por siempre”.
Esos momentos van de cuando Bono se abrió la chaqueta para mostrar la bandera estadounidense en Nueva Orleáns mientras los nombres de las víctimas del 11 de septiembre eran proyectados en el Superdome, a Lady Gaga descendiendo del techo del estadio en Houston. Los Stones y “El Jefe” Bruce Springsteen rocanroleando o Bruno Mars haciendo no una, sino dos presentaciones estelares (en el Super Bowl XLVIII y en el L).
“Están creando esos momentos emblemáticos que todos recuerdan”, dijo O’Reilly. “Eso se suma y construye lo que es el poder del Super Bowl como un feriado nacional no oficial”.
Los artistas no necesariamente tienen que ser admiradores del fútbol estadounidense para ser contratados. Mick Jagger y Keith Richards prefieren el fútbol al fútbol americano. Justin Timberlake es patrocinador de un evento de la gira de la PGA.
Lo que estos artistas reconocen es el indiscutible público masivo y la atención que pueden recibir en esos cerca de 12 minutos. La banda Maroon 5, que encabezó el medio tiempo del año pasado, se preparó participando en el concierto de la ceremonia de inducción al Salón de la Fama del Fútbol el previo agosto.
Los artistas están deseosos de presentarse pese a que no son remunerados por hacerlo. La NFL absorbe todos los costos de producción y gastos de los artistas, y ahora también está involucrada la empresa Roc Nation de Jay-Z. Adam Levine, el vocalista de Maroon 5, no es el primero que hizo campaña para conseguir el trabajo para el pasado febrero en Atlanta.
“Desde que vi a Diana Ross volar hacia el cielo en el espectáculo de medio tiempo (de 1996), soñaba con presentarme en el Super Bowl”, dijo López al ser presentada como una de las artistas del espectáculo. “Y ahora es mucho más especial, no sólo porque es la temporada 100 de la NFL, sino porque también me estaré presentando con una colega latina. Me muero de ganas de mostrar lo que podemos hacer en el escenario más grande del mundo”.
En una época, el espectáculo de medio tiempo parecía tener un sabor local. Hubo un “Homenaje al Mardi Gras” de Nueva Orleáns en 1970, un “Saludo a los 60 y Motown” en 1982; un “Saludo a Hollywood por su 100 aniversario” en 1987; y un “Domingo Country” en 1994.
Ahora el énfasis está en las megaestrellas, sin importar el género musical.
“En esencia, el Super Bowl atrae a una audiencia tan grande”, dijo Mark Quenzel, vicepresidente principal de programación y producciones de la liga. “Realmente es esa oportunidad de intersección entre el deporte y el espectáculo, para unirlos de una manera interesante para muchos fans. Eso también hace que sea un reto. ¿Quién hará el espectáculo más interesante para 200 millones de personas?”
“El Super Bowl es el evento deportivo más grande de un solo día y merece ese tipo de espectáculo”, añadió.
Aunque hay gigantes de la música como Taylor Swift, Garth Brooks, Kendrick Lamar y Metallica que no han hecho el show, la NFL tampoco ha fracasado la última década con Beyoncé, Madonna, Lady Gaga, Katy Perry y los Red Hot Chili Peppers.
“Me encanta mi trabajo”, dijo Bruce Springsteen, quien en 2009 llevó a la E Street Band a Tampa. “Venimos a inspirar, eso es parte de lo que hacemos. Si nos lanzan dinero también nos lo quedamos. Pero venimos a inspirar”.
Quizá lo más difícil de armar el concierto no es conseguir a un artista famoso. La NFL determina a quién solicitará meses antes de que comience la temporada regular; a estas alturas los organizadores tienen meses pensando en el Super Bowl de Tampa 2021.
El reto es más bien la logística de planear el espectáculo sin retrasar a los equipos para la segunda mitad del partido, sin dañar el pasto del campo, mantener al enorme público entretenido y satisfacer las necesidades de los artistas.
“Trabajamos con los artistas una cantidad increíble de tiempo”, dijo Quenzel. “Queremos que hagan un espectáculo con el que se sientan cómodos. Un espectáculo en el que la mayoría de los 200 millones de espectadores conozcan las canciones. Y sabemos el nivel de artistas de los que estamos hablando. La mayoría de la gente los ha visto de alguna manera o en alguna presentación, no les estamos presentando artistas nuevos al público”.
“Queremos que hagan algo que el público nunca haya visto”, agregó. “Estas presentaciones son conducidas por los artistas. Nuestro trabajo es armarlo todo, en 12 minutos por cierto”.