Teresa Marez se pasó 14 años acumulando una sólida clientela como estilista en San Antonio. Cuando su hijo, que es autista, tuvo que pasar a aprendizaje virtual debido a la pandemia de coronavirus, ella renunció a su trabajo para poder ayudarlo.
Han pasado 10 meses y todos los clientes se han ido.
Marez es una de muchas mujeres hispanas que han estado sin trabajo desde el año pasado. Las hispanas han dejado la fuerza laboral de Estados Unidos a tasas más elevadas que el resto de los sectores demográficos y han tenido una de las tasas de desempleo más altas durante la pandemia, de acuerdo con un reporte de la UCLA Latino Policy and Politics Initiative, un centro de estudios centrado en los hispanos, proveído a The Associated Press antes de su publicación el miércoles.
Eso pudiera significar problemas no solamente para una recuperación económica postpandemia, sino para la estabilidad a largo plazo del país, ya que la generación de posguerra continúa retirándose y las mujeres en general se sienten obligadas a dejar el trabajo. Y mujeres como Marez, que han usado gran parte de sus ahorros, se están perdiendo años de ganancias económicas.
Antes de la pandemia, se proyectaba que las mujeres hispanas aumentasen sus números en la fuerza laboral por casi 26% entre el 2019 y el 2029, una tasa mayor que la de cualquier otro grupo, concluyó el reporte. No estaba claro cómo cambiará esa proyección ahora.
Marez no está segura de qué hará.
“Si volviese a arreglar cabello, estaría comenzando desde cero otra vez”, dijo. “Yo ya estaba agotada de todas formas y no puedo verme comenzando a los 45 años”.
Marez está pensando en regresar a la escuela para estudiar nutrición y español, pero aún está trabajando en un plan.
El estudio de UCLA concluyó que las hispanas tenían la mayor tasa de desempleo entre todos los grupos demográficos en abril del 2020, con 20%, justo después de comenzar los cierres de negocios. Para el final del 2020, cuando los negocios comenzaron a reabrir sus puertas, las mujeres hispanas y negras tenían una tasa de desempleo que era el doble de sus contrapartes blancas, dice el estudio.
Igualmente preocupante es la tasa a la que las hispanas dejaron la fuerza laboral, lo que es considerado por el gobierno como alguien que no ha buscado activamente un nuevo trabajo en cuatro semanas.
La participación en la fuerza laboral para las hispanas de entre 25 y 54 años de edad cayó de 71% prepandemia a poco menos de 67% en mayo del 2021, de acuerdo con las cifras más recientes del Buró de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Eso equivale a 465.000 menos latinas trabajando o buscando trabajo.
Kassandra Hernández, que estuvo entre los principales investigadores en el reporte de UCLA, dijo que eso es crucial para evaluar la recuperación económica.
“Si no reconocemos las complejidades y matices de estas narrativas, de lo que está sucediendo con las hispanas, pudiera haber un retroceso”, dijo.
Para decirlo más claramente: la fuerza laboral estadounidense necesita a las hispanas para cubrir numerosos empleos que están regresando lentamente y aquellos que serán dejados vacantes por jubilación.
Sylvia Allegretto, economista laboral en la Universidad de California campus Berkeley, dijo que la economía de Estados Unidos enfrenta ya retos por la declinación de nacimientos, una fuerza laboral que envejece y una baja de la inmigración. Las jubilaciones han aumentado también. Una fuerza laboral creciente es clave para el crecimiento económico.
“La tendencia a largo plazo es que no tenemos suficientes trabajadores”, dijo. “Si quieres asegurarte de que tienes una economía creciente y vibrante, necesitas más gente”.
Pero Allegretto dijo también que las empresas tienen que ofrecer mejor paga y mejores prestaciones para que aquellos que fueron despedidos o dejaron sus trabajos durante la pandemia puedan reingresar a la fuerza laboral. Eso pudiera tomar más tiempo, pues gran parte de la economía aún está reabriendo. California acaba de levantar sus restricciones a los negocios, apuntó.
“Si (las empresas) tienen que comenzar a mejorar sus ofertas, quizás con algunas prestaciones, quizás con más tiempo libre, eso es bueno”, dijo.
Las mujeres hispanas enfrentan muchos obstáculos. Estudios han mostrado que las hispanas tienden más que cualquier otro grupo a quedarse en casa con sus hijos en lugar de trabajar. Tienden además a hacer mucho más trabajo en casa que los hombres, pasándose casi el doble de tiempo en tareas domésticas y casi el triple cuidando a miembros del hogar que los hombres.
Las mujeres hispanas ocupan en mayor medida que otras trabajos de bajos salarios en las industrias de hostelería y servicios, lo que obstaculiza su ascenso económico.
Hernández dijo que las mujeres necesitan acceso a cuidados infantiles, mejor paga y mejores oportunidades educativas para poder superar no solamente las disparidades en oportunidades de carreras, sino también los tropiezos causados por la pandemia.
El coronavirus forzó a muchas hispanas a dejar sus trabajos para cuidar no solamente a sus hijos, sino también a otros miembros de la familia: “tíos, abuelos o vecinos”, dijo Xochitl Oseguera, vicepresidenta de MamásConPoder, una comunidad en español que es parte de MomsRising, una organización civil que trabaja para mejorar la seguridad económica de las mujeres.
Los hispanos fueron afectados desproporcionadamente por la pandemia. Tuvieron una tasa de mortalidad por COVID-19 que duplicó la de los blancos no hispanos, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Sus tasas de vacunación son mucho más bajas también, por lo que mientras muchos estadounidenses sienten que han dejado atrás el coronavirus, la pandemia vive en comunidades latinas.
Oseguera trabaja con mujeres hispanas en diversas industrias y conoce de primera mano por qué muchas no han regresado a la fuerza laboral.
“Temen regresar a trabajar y enfermarse”, dijo Oseguera. “Mi esperanza es que esos empleadores realmente reconsideren la forma en que hemos estado trabajando con los trabajadores esenciales, no solamente para tener un ambiente seguro, sino para que tengan acceso a licencia familiar pagada, licencia pagada por enfermedad, acceso a paga justa, para que podamos realmente recuperarnos del último año de no ser parte de la fuerza laboral”.
Para Ciara Fernandez Faber, regresar a trabajar depende también del equilibrio que necesita para cuidar a su hijo pequeño. Fernandez Faber, que vive en Denver, dejó su trabajo como abogada cuando la escuela de su hijo cerró. Su esposo es médico y que él se quedara en casa con el niño no era opción.
“En mi experiencia, no importa cuál sea la profesión, parece haber afectado más a las mujeres hispanas. No sé si se debe a valores respecto al equilibrio trabajo-familia o asuntos de cuidado infantil. No lo sé “, dijo.