Por Melisa Zurita
El plan cambió en la línea de partida. Su equipo no llegó para la competencia de postas y lo que se suponía sería una experiencia de tres deportistas se convirtió en su primer triatlón. Corría el verano del 2014 cuando cruzó la meta, tras vencer todo obstáculo en los 113 km de Cojimíes. Lo ocurrido ese día es una prueba del carácter de María Fernanda Santillán Egas; indoblegable.
“Romper los estereotipos generados en la sociedad es un reto diario en el que, no solo yo, sino todas las mujeres, podemos demostrar que sí es posible romper esquemas”, dice la quiteña de 39 años, ahora en el Top 5 del ranking de ironman en la categoría amateur de Ecuador.
Aquella mañana en Cojimíes, el cansancio quedó de lado y lo único que escuchaba era el latido de su corazón, un sonido tan fuerte que solo me animaba a llegar a la meta, recuerda Santillán, ingeniera agrónoma.
María Fernanda está enamorada del ironman. Sonríe emocionada al rememorar los pasos que ha dado en este exigente deporte que integra tres disciplinas: natación, ciclismo y atletismo en una sola competencia. La autoexigencia, la dedicación y el esfuerzo marcan sus rutinas.
Su pasión por este deporte la lleva a la par con su vida profesional. La ingeniera se despierta a las 05:00 de la mañana para entrenar. Desde las 08:30 hasta las 17:00 cumple con su trabajo y al finalizar su jornada laboral deja toda formalidad de lado para concentrarse en su mayor pasión: entrenar para triatlón.
Un vínculo especial con el agua
Con una sonrisa en los labios, María Fernanda Santillán comenta que desde sus 11 años y casi como una obligación incursionó en la natación. Lo hizo por exigencia de sus padres.
Se levantaba a las 04:00 de la mañana y entrenaba hasta las 06:00 en el Club El Batán. María Fernanda recuerda que el tiempo le quedaba justo para cambiarse; a las 06:30 debía estar lista para emprender su camino a la escuela. Así aprendió el significado de la disciplina. Incluso tenía doble jornada de entrenamiento, a las 16:00 volvía a la piscina para nadar.
“Esta conexión con el agua me ha ayudado muchísimo en la vida como triatleta”, confiesa María Fernanda, quien considera que esa es una ventaja. A nivel general, muchos deportistas se concentran más en el atletismo y el ciclismo. En su vida deportiva ha ganado tantas medallas, nacionales e internacionales, que ya perdió la cuenta.
La competencia de septiembre de 2022, en Italia, fue especial. Allí rindió homenaje a su más grande amor y su fan # 1, Ximena, su madre, quien pocos meses antes había fallecido a causa de un cáncer.
“Completé una distancia full con 4 km de natación, 180 km de bicicleta y 42 km corriendo. Fue una competencia especial y la hice con el corazón lleno de amor en honor a mi madre. Todo esto pese a que estuve complicada en mi trabajo, no tuve suficiente entrenamiento, y hasta tuve un desgarro en la pierna. Sin embargo, mentalicé que todo era posible y lo logré”.
En Ecuador la modalidad de competencia de Ironman es 70.30 (70,3 millas o 113 kilómetros). Santillán ha participado en 10 competencias a lo largo del país e incluso en mundiales, en los cuales la competencia es más larga y exigida con 140,6 millas (226,27 km).
Abrirse paso en un deporte considerado de hombres y destacar como ironman llena de orgullo a María Fernanda. “Al competir siento que genero mayor visibilidad como mujer”.
Para ella sería maravilloso pensar en una marca que destaque el papel de las mujeres en este tipo de competencias. “Que haya un ‘ironwoman’, no solo un ‘ironman’. A las mujeres algunas veces nos toca competir y/o entrenar con la regla, con cólicos y la fuerza física y mental que tenemos es indescriptible”, comparte Santillán.
Y es que su consigna principal es ‘nada puede rendirte’. Pese a no contar con una marca auspiciante o el apoyo de la empresa privada, María Fernanda no se deja vencer. Costea por su cuenta suplementos, entrenador, viajes, tratamientos médicos por lesiones… Entre risas y con un gesto de admiración en el rostro admite que no resulta nada barato.
Un nuevo reto para 2024
Pero María Fernanda quiere más. Para 2024 espera competir en su primer “Ultraman”. Se trata de una de las pruebas de máxima exigencia en el mundo del triatlón, que comprende más de 500 kilómetros con ciclismo, atletismo y natación.
Para ello, entrena cada día. Por lo pronto, celebra las ‘recompensas’ de la vida; como el hecho de que una amiga, un amigo, conocido o incluso compañero de trabajo le pida un consejo para incursionar en el deporte. Eso es lo que más me llena, dice. La humildad y tenacidad la han convertido en fuente de inspiración de familiares, amigos y otros deportistas que buscan seguir sus pasos, imitarla.
“Yo invito a las mujeres y hombres a atreverse, porque todo es una decisión”, invita María Fernanda, para que más personas lleven una vida sana y con disciplina. “Si tienes hijos, sal con tus hijos y a la final diviértete. El deporte se puede convertir en una terapia”.