Madrid: Es una especie de flashback. La neumonía, una manifestación común del COVID-19, tiene otra vez ocupados a los pabellones de cuidados intensivos de toda España. También ha generado una sensación de déja vu entre los trabajadores de salud.
Incluso cuando era predecible, la segunda oleada de la pandemia llegó a Europa mucho antes de lo previsto, golpeando a países con distinta intensidad.
En Madrid, que por segunda ocasión es la capital más afectada por los brotes de coronavirus en todo el continente, los médicos y enfermeros aseguran que las autoridades responden otra vez de forma muy errática y tardía.
“En cierta manera, es como la situación de marzo pero a cámara lenta”, dijo el doctor Carlos Velayos, quien trabaja como médico en la unidad de terapia intensiva de un hospital de Fuenlabrada. El lugar aumentará de 12 a 24 camas la capacidad de su unidad de cuidados intensivos para finales de mes, debido a que actualmente todas se encuentran ocupadas con pacientes de coronavirus.
Con 1.281 pacientes en cuidados intensivos hasta el miércoles, España tiene la misma cantidad de camas destinadas para pacientes de COVID-19 en estado grave que Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia de forma combinada. Y 359 de ellas se encuentran en la región de Madrid, que durante la semana pasada fue responsable de casi la tercera parte del promedio de nacional de 8.200 nuevas infecciones diarias.
El total de casos de COVID-19 en España supera los 600.000, una de las cifras más altas del mundo, y más de 30.000 decesos confirmados por el coronavirus.
Velayos señaló que los modelos de predicción indicaban a los administradores hospitalarios de Madrid que algunas unidades de terapia intensiva podrían estar a su máxima capacidad en la segunda mitad de septiembre. Pero poco y nada se ha hecho para evitar el regreso de los turnos extendidos entre muchos de los profesionales médicos que aún no se recuperan del estrés causado por la primera oleada de la pandemia.
“Lo de marzo fue como una bomba nuclear; hicimos una asistencia de emergencia y los casos explotaron en cuestión de un par de semanas”, declaró Velayos. “Y eso no puede volver a suceder. Hemos dejado que aumente la transmisión hasta un punto de transmisión comunitaria”.
En esta ocasión, los trabajadores de salud están mejor preparados, luego de aprender la lección de cómo atender a los pacientes recién llegados de manera más eficiente, además de que cuentan con mejores medios para protegerse de un posible contagio. Pero los quirófanos en la región de Madrid, que cuenta con 6,6 millones de habitantes, ya están siendo habilitados como pabellones de cuidados intensivos y se han comenzado a aplazar cirugías, mientras los hospitales compiten para contratar personal para atender la capacidad aumentada.
Las autoridades regionales afirman que el sistema de salud aún tiene espacio para lidiar con la llegada de pacientes, pero siguiendo las recomendaciones del personal médico como Velayos, las autoridades ahora están reaccionando con medidas más estrictas que podrían incluir confinamientos selectivos, incluso a partir de la próxima semana.
Si se implementan, las restricciones se enfocarán en zonas urbanas en las que el coronavirus se está propagando a mayor velocidad, informaron el miércoles las autoridades. Eso incluye a localidades suburbanas como Fuenlabrada, pero también a vecindarios de clase trabajadora en el sur de la capital, donde las tasas de contagio han ido en aumento constante desde agosto.
También resultan ser zonas en las que los residentes con ingresos más bajos y familias, en su mayoría de inmigrantes, viven en pequeños apartamentos y realizan largos viajes en transporte público para llegar a trabajar en distintas zonas de la capital española.
Ángela Cantos, quien vive en Vallecas, uno de los focos de la oleada más reciente de contagios, dijo que si el barrio entra en cuarentena “Madrid colapsará”.
“¿Quién va a ir a cocinar, a limpiar a otros distritos?”, preguntó.