Nataliia Markovich y su hijo Maksim, ambos rusos, vivían en situación de calle en Quito. En una carpa verde permanecían en los exteriores de la embajada de su país. Este martes 16 de abril de 2024 el Municipio de la capital informó que ambos pudieron regresar a su país.
La mujer de 51 años y su hijo de 20 abordaron un vuelo a Rusia, gestionado por la Embajada. Una década permanecieron en las calles del país, acampando fuera de varias instituciones públicas.
Madre e hijo rusos llegaron al país en búsqueda del padre de Maksim. El hombre es ecuatoriano y adeuda más de 14 500 dólares en pensiones alimenticias al joven, según el Sistema de Pensiones Alimenticias (SUPA).
El Patronato Municipal San José y la Administración Zonal de La mariscal lograron el trámite para que ambos regresen a su país. En otras ocasiones las entidades trataron de gestionar su regreso, pero ellos no aceptaron, según relata un comunicado de la entidad.
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Ambos habrían ingresado al país en 2014 por Huaquillas, frontera sur de Ecuador. Su objetivo era encontrar al progenitor del chico en Guayaquil y «exigirle los pagos de manutención«.
De acuerdo con el Patronato, en varias ocasiones accedieron de forma voluntaria al servicio de atención a habitantes de calle, sin embargo, «el consumo problemático de sustancias impidió su inclusión en la sociedad».
El padre de Maksim pidió una prueba de ADN cuando recibió la demanda de alimentos y esta demostró que es su progenitor.
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