Dicen que los fotógrafos congelan el tiempo.
Gracias a ellos podemos conocer muchos lugares y personas que ya no están.
Nuestro protagonista de hoy es uno de ellos, durante décadas tomó fotografías de la cotidianidad, de lo extraordinario, de un Quito que ha ido cambiando.
Su hijo no ha dejado que esa memoria de la ciudad se pierda y con la misma pasión que su padre captó esas imágenes, él las ha recuperado para deleite de todos.
Hoy queremos hacer un recorrido por el legado de Luis Pacheco.