Las Elecciones Seccionales 2023 marcaron el final de más de tres décadas de la hegemonía socialcristiana en Guayaquil. A propósito del triunfo del correísmo en esa ciudad, Teleamazonas recogió las voces de personas en las que el Partido Social Cristiano (PSC) ha influido, tanto de manera positiva como negativa.
Para unos, la derrota del PSC va más allá de lo político. También es una reivindicación para personas cuyos derechos humanos fueron vulnerados. La mayoría de delitos que se conocen fueron cometidos durante el gobierno de León Febres-Cordero, entre 1984 y 1988 como revela el Informe final de la Comisión de la Verdad «Sin Verdad no hay Justicia«.
De al menos 456 víctimas, dice el informe, el 68% corresponde a su mandato. En ese periodo, el documento dice que se diseñó y ejecutó una política estatal con la que se cometieron privaciones ilegales de la libertad, torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas.
Otros hallazgos del informe
Para contrarrestar las huelgas contra su gobierno, Febres-Cordero decretó varias veces el estado de emergencia nacional para movilizar a la fuerza pública. En ese contexto, la fuerza pública “cometió numerosas violaciones de los derechos humanos”, según el informe de la Comisión de la Verdad.
La Comisión de la Verdad evidenció también la existencia de organismos represivos del Estado, como el SIC-10 de la Policía Nacional. Además, el informe revela lugares secretos de detención y tortura de organismos especiales de inteligencia militar.
Uno de los casos de violaciones de derechos más emblemáticos de la era del socialcristianismo es el caso de los hermanos Restrepo. La mañana del 8 de enero de 1988, Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo de 17 y 14 años, fueron desaparecidos.
La derrota del PSC para defensores de derechos
La derrota del Partido Social Cristiano en las recientes elecciones es simbólica para grupos sociales y de derechos humanos. Purita Pelayo, escritora y activista transgénero, cuenta que la época de Febres Cordero “fue devastadora» para ellas. Dice que los derechos de las mujeres trans fueron pisoteados.
Con tristeza en su voz, asegura que lo que ella y otras trans vivieron en ese tiempo “es algo indeleble que no vamos a olvidar«. La derrota del socialcristianismo, dice Pelayo, “debe servir para rectificar cosas. La activista asegura que esta es una oportunidad que tiene el partido para “abandonar lo mismo de siempre, las mismas metodologías, los mismos ideales que pisotean a otros”.
Clara Medina, presidenta del Comité de Víctimas y Familiares de Delitos de Lesa Humanidad y Graves Violaciones de Derechos Humanos, asegura que, aunque no se haya logrado justicia, reparación, ni verdad “es importante que un gobierno de semejante características haya perdido poder en el país”.
Su hermano, Ricardo Medina, fue asesinado el 28 de junio de 1986, por fuerzas policiales del gobierno del expresidente. Según el informe de la Comisión de la Verdad, las evidencias demuestran que el asesinato del joven de 26 años fue una ejecución extrajudicial.
Odalys Cayambe, activista transgénero de Guayaquil, asegura que desde los años 90 las alcaldías también han vulnerado los derechos. Sobre todo los de las mujeres trans que ejercen el trabajo sexual, que han sufrido actos de “tortura, odio y pura violencia”. “Hemos sido golpeadas, nos pisaban la cabeza, nos bañaban en heces, nos insultaban y hasta nos violaban en grupo”, cuenta.
Desde hace 3 años, la violencia física ya no es tan recurrente, dice la activista. Sin embargo, el acoso y la violencia psicológica por parte de funcionarios de la municipalidad “no ha cambiado”, asegura. Por ello, Cayambe dice que esperan que el alcalde electo, Aquiles Álvarez, “cumpla con nuestros derechos porque si nos hace lo que hizo Cynthia Viteri estamos jodidas”.
La derrota para los socialcristianos
El Partido Social Cristiano no se ha pronunciado colectivamente sobre lo que significa haber perdido la Alcaldía de Guayaquil y la Prefectura del Guayas. Sin embargo, algunos de sus militantes se han manifestado individualmente.
Liliana Febres-Cordero, una de las hijas del expresidente León Febrés Cordero, escribió en su cuenta de Twitter que el legado de su padre “no son personas concretas, es su amor y entrega a las causas ciudadanas, su visión de país, su sentido de trascendencia y su incansable deseo transformador”.
Geraldine Weber, asambleísta por el PSC, dijo a Teleamazonas que “aprendimos que hay que analizar con quiénes se hacen alianzas, que la desunión crea debilidad, que hay que cuidar los legados e ideologías para que no se desdibujen”. También dijo que faltó diálogo y apoyo, y que hay que recuperar las bases.
Sobre las violaciones de derechos humanos, Weber dijo que a inicios de los años 80, “la izquierda era violenta y quería mediante las armas, someter y llegar a tomar el poder por la fuerza». Además cuestionó ¿qué se hace con los violentos? Para tener paz también hay que responder con la misma fuerza con la que se es atacado”.
Según Weber, León Febres-Cordero impidió que Ecuador “sea presa del terrorismo de esta gente”. Los que acusan, dice, son personas que “ni siquiera nacía en esos años”. La asambleísta sostiene que fue una época en la que “no había miedo a atentados ni secuestros. El que diga que vivíamos atemorizados, miente”.
La historia del partido
Camilo Ponce Enríquez y Sixto Durán Ballén fundaron el Partido Social Cristiano en 1951, con el nombre de Movimiento Social Cristiano. Este era de ideología de centro-derecha, aunque ahora se autodefine como de tendencia conservadora, que se inspira en la doctrina social de la Iglesia.
En 1956, Ponce Enríquez fue elegido presidente de la República y en 1976 falleció, con lo que el movimiento cayó en una fuerte crisis. En 1978 se reinscribió como Partido Social Cristiano (PSC) y ese mismo año, León Febres-Cordero se afilió con la condición de que se “modernizara el ideario del partido”.
Con el PSC, Febres-Cordero fue electo diputado nacional para el periodo 1979-1984 y en 1984 llegó a la Presidencia de la República. En 1992 ganó la Alcaldía de Guayaquil y con él comenzó la hegemonía socialcristiana de 31.
León Febres Cordero asumió la Alcaldía de Guayaquil cuando la ciudad había vivido al menos 10 años de administraciones cuestionadas y desorden. Al frente de Guayaquil reorganizó la ciudad para muchos y logró reelegirse en 1996.
En el 2000, Jaime Nebot le tomó la posta y Guayaquil se consolidó como bastión socialcristiana. En 2019 fue reemplazado por Cynthia Viteri, quien en las recientes elecciones no logró ser reelegida.