Las autoridades pidieron a los residentes de las zonas afectadas por los incendios en el sureste de Australia que evacúen la zona el jueves si no tienen intención de defender sus viviendas ante la previsión de un incremento de las temperaturas y el viento, que agravarán el peligro en los próximos dos días.
En reuniones en Nowra, Narooma y Batemans Bay, comunidades costeras ubicadas al sur de Sydney agotadas por los incendios, el Servicio de Bomberos Rurales del estado de Nueva Gales del Sur advirtió que los vientos del noroeste podrían volver a dirigir las llamas hacia la costa. En las últimas semanas, veraneantes en la región tuvieron que resguardarse en las playas y en el océano por el avance de los fuegos, y una asfixiante humareda envolvió los pueblos turísticos, quemando las dunas de arena en algunos lugares.
En el vecino estado de Victoria, se instó a las comunidades amenazadas por las llamas a obedecer rápido a los avisos de evacuación.
“No podemos garantizar su seguridad y no queremos poner a los servicios de emergencia _ ya sean voluntarios o asalariados _ (…) en peligro porque la gente no siguió el consejo que se le dio”, señaló el primer ministro de la región, Daniel Andrews.
Se espera que las temperaturas en la zona amenazada ronden los 45 grados Celsius (más de 110 grados Fahrenheit) el viernes, mientras persisten las condiciones de sequía.
“Si pueden irse, deberían irse”, dijo Andrew Crisp, jefe del departamento de gestión de emergencias de Victoria. “Porque mañana va a ser un día peligroso y movido”.
La insólita crisis de incendios que afecta al sureste de Australia se ha cobrado al menos 26 vidas desde septiembre, destruyó 2.000 viviendas y arrasó una zona equivalente a dos veces el estado estadounidense de Maryland, y centró la atención de los australianos en la adaptación de su nación al cambio climático. El primer ministro, Scott Morrison, enfrentó a duras críticas tanto dentro como fuera del país por minimizar la necesidad de que su gobierno aborde el cambio climático, que según los expertos ayuda a intensificar los fuegos.
El año pasado fue el más cálido y seco en Australia desde que tienen registros. Aunque se espera un ligero aumento de las lluvias, no será suficiente para sofocar los incendios en el corto plazo, apuntó el jefe de monitoreo climático de la Oficina de Meteorología, Karl Braganza.
“Desafortunadamente, no hablamos de lluvias generalizadas y por encima de la media en esta etapa”, explicó. “Eso es lo que realmente necesitamos para apagar los fuegos con bastante rapidez. Esto va a ser una campaña, en términos de incendios. No contemplamos un final brusco (…) parece algo que va a persistir durante algún tiempo”.
Muchos consideran el desastre en Australia como un presagio para los otros países de lo que podrían ser las consecuencias del cambio climático./ AP