La pandemia del COVID-19 es un claro ejemplo de cómo las enfermedades infecciosas pueden amenazar la vida y el bienestar de los humanos.
También es un recordatorio de que existen otras enfermedades que se transmiten con facilidad y pueden ocasionar daños irreversibles.
Gracias a los avances de la ciencia estas enfermedades son prevenibles a través de la vacunación.
El cierre de los servicios de inmunización durante la pandemia de COVID‑19 puede provocar un resurgimiento de enfermedades que pueden prevenirse con vacunas seguras y eficaces, advirtió la Organización Mundial de la Salud en vísperas de la Semana Mundial de la Inmunización.
La vacunación salva vidas
Hoy día el mundo se esfuerza por desarrollar nuevas terapias y una nueva vacuna contra el COVID‑19 a una velocidad récord.
Datos de la Unicef revelan que cada año las vacunas salvan la vida de entre 2 y 3 millones de niños previniendo enfermedades, discapacidad y muerte.
De hecho, hace 100 años las principales causas de defunciones en el mundo eran enfermedades infecciosas que hoy, en su mayoría, son prevenibles con la vacunación.
La viruela, por ejemplo, una enfermedad que puso en riesgo a todo el mundo.
Pero, gracias a intensas campañas de vacunación, vigilancia y medidas de protección se declaró erradicada en 1980.
Este un claro ejemplo de la importancia y efectividad de las vacunas.
Más enfermedades controlables
Actualmente existen otras enfermedades que gracias a la vacunación se han mantenido controladas como:
La difteria, varicela, paperas, rotavirus, neumococo, tosferina, sarampión, Hib, rubéola, hepatitis A y B, influenza, tétanos y polio.
La efectividad de las vacunas contra la influenza también logró controlar la pandemia la H1N1 en el 2009.
Control de pandemias
En ese entonces, la OMS decretó una emergencia de salud pública a nivel internacional y esta alerta – al igual que el caso del Covid-19- implicó en su momento la promoción de prácticas de higiene para evitar el contagio, el aislamiento de los enfermos identificados y el posterior desarrollo de la vacuna contra este virus pandémico.
Sin embargo, aunque se han alcanzado grandes logros en materia de inmunización, no podemos bajar la guardia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la cobertura de vacunación mundial se ha estancado en los últimos años.
Tan solo en el 2018 el 86% de los niños de todo el mundo habían recibido 3 dosis de la contra la difteria, el tétanos y la tos ferina.
Esta es una cifra bastante alejada del 95% necesaria para proteger plenamente a las comunidades contra los brotes de esta enfermedad prevenible mediante vacunación.
Se calcula que si se mejoraran las coberturas de vacunación a nivel mundial se podrían evitar 1,5 millones de muertes .
Lactantes sin vacuna
La misma OMS estimó que para el año 2018 19,4 millones de lactantes de todo el mundo aún no habían sido vacunados contra la difteria, el tétanos y la tosferina, siendo un riesgo no solo para ellos sino para todas las personas.
“Si no se mantienen las tasas de inmunización óptimas —la llamada inmunidad colectiva—, las enfermedades prevenibles mediante vacunación volverán», señala la OMS.
Si bien es cierto ante la existencia del COVID-19 a nivel mundial grandes compañías han unido esfuerzos para crear una vacuna contra este virus, aún hay mucho por hacer.
A lo largo de la historia las vacunas han tenido un papel fundamental en la contención de enfermedades inmunoprevenibles, muchas de ellas devastadoras no solo por las secuelas físicas sino también emocionales.
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— Teleamazonas (@teleamazonasec) July 2, 2020
“Si bien estamos viviendo una nueva amenaza no podemos bajar la guardia. Hoy más que nunca es vital ver a las vacunas como una inversión de vida; protegernos con las vacunas que sí tenemos disponibles y prevenir lo que es prevenible a través de la inmunización. De esta manera no solo podemos reducir el riesgo de contraer otras infecciones, sino también contribuir a evitar el colapso de nuestros sistemas hospitalarios” comenta Maribel Tribaldos, Directora Médica de Sanofi Pasteur.