El impacto, muchas veces negativo, de los seres humanos en el planeta y sobre todo en tema de conservación y ambientales es muy conocido.
Y por las acciones humanas muchas zonas del planeta se encuentran en peligro de extinción como le podría pasar a la Reserva Natural Especial Dunas de Maspalomas, en la isla española de Gran Canaria.
La cual es uno de los grandes atractivos turísticos del lugar debido a que los visitantes pueden disfrutar tanto del mar como de dunas de arena en un solo lugar.
Una reserva natural protegida desde 1982
La Reserva Natural Especial Dunas de Maspalomas se encuentran protegidas desde 1982 por las autoridades españolas, ya que se trata de uno de los últimos sistemas de dunas móviles que quedan en toda Europa; además de brindar un sitio de descanso a las aves que migran entre África y el “Viejo continente”.
Sin embargo, desde hace tiempo se ha convertido en un sitio muy atractivo para los turistas, los cuales poco a poco han ido acabando con la belleza natural del sitio.
Así lo describe un artículo recientemente publicado en la revista Journal of Environmental Management y que lleva por título “Arena, sol, mar y sexo con extraños, las ‘cinco S’. Caracterizando la actividad de ‘cruising’ y sus impactos ambientales en un campo de dunas costero protegido”.
Investigan el verdadero impacto ambiental en la reserva
Resulta ser que un grupo de investigadores se dieron a la tarea de conocer cuál es el verdadero impacto medioambiental generado a esta reserva costera luego de que fuera tomada como una “zona de cruising”, es decir, que los visitantes tengan sexo con desconocidos en sitios públicos.
Los investigadores hicieron un inventario de 298 “lugares sexuales” en la playa, en un área total de más de 2 millas cuadradas, principalmente entre “vegetación tupida y densa” y nebkhas, que son dunas que se amontonan alrededor de la vegetación. Los estudiaron durante mayo de 2018, período que incluyó el festival local del Orgullo Gay.
El estudio llegó a la conclusión de que el sexo entre turistas y el “pisoteo por el cruising” impacta “directamente” no solo en las nebkhas, sino también en 8 especies de plantas nativas, 3 de las cuales son endémicas.
Daño a la vegetación
Lamentablemente se descubrió que los turistas pisotean la vegetación, quitan las plantas y la arena, hacen sus propios “nidos”, incluso cercados, y tiran desechos como cigarrillos, condones, papel higiénico, toallitas y latas en el lugar. Además, hay quienes usan las dunas como si fueran baños públicos.
Se encontró que incluso la “zona de exclusión” de las dunas, que está completamente fuera del alcance del público, mientras que otras áreas están restringidas, tienen 56 lugares marcados para tener sexo.
“Es más, las lagartijas gigantes de Gran Canaria, un espectáculo popular en las islas Canarias, murieron después de comer condones que dejaron los buscadores de placer”, escribió Patrick Hesp, uno de los autores del informe, en un artículo para The Conversation.
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