A este joven el estar aislado por las restricciones de la Pandemia del Coronavirus, lo afectó profundamente a su salud mental.
Tenía 12 años cuando se quitó la vida, un buen estudiante y tenía amigos en su clase de 6to grado.
Era adorado por sus padres, sus abuelos y sus dos hermanas quienes lo llamaban cariñosamente “Baba”.
Según reportes de los centros para el control y la prevención de enfermedades de los Estados Unidos, el número de visitas de adolescentes a salas de emergencias de los hospitales norteamericanos por problemas de salud mental.
Y las llamadas de jóvenes a líneas de prevención de suicidios ha incrementado notablemente durante la pandemia.
Un reciente sondeo realizado por la UNICEF muestra que la crisis del COVID-19 ha afectado a chicos y jóvenes en general en todos los países.
Entre los que participaron en los estudios un 27% reportó sentir ansiedad y 15% depresión, el 46% no tienen automotivación para realizar actividades que disfrutaban.
Una situación que generó mucha preocupación y es un llamado a las autoridades de salud es que el 40% no pidió ayuda.
Este joven se quitó la vida en su habitación el 17 de abril de 2020, sucedió cuatro días antes de que cumpliera 13 años.
“Baba” como lo llamaban cariñosamente era una adolescente que disfrutaba de lo que tenía, una buena relación con sus padres, hermanas y amigos de sexto grado. Le encantaba jugar fútbol y bailar.
Su padre aseguró en una entrevista que su hijo no era una persona que sufría de depresión, pero que odiaba las clases virtuales.
Según decía el chico, era aburrido no estar junto a sus compañeros de aula.
Así es el aislamiento, la conexión online y todo el estrés que ha generado el COVID-19 ha marcado la vida de niños y jóvenes.
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