El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus se refirió al origen del Covid-19, que ya se ha cobrado la vida de más de un millón de personas en todo el mundo, y aseguró que no provino de un laboratorio, sino que se produjo de forma «natural».
«El virus ha ocurrido de manera natural. Todas las publicaciones [científicas] que hemos revisado apuntan a que es algo que se ha generado de manera natural», aseguró el viernes pasado durante una conferencia de prensa en respuesta a las teorías que circulan en redes sociales
Además, el jefe de la OMS recalcó que el organismo «cree en la ciencia y en la evidencia» y por ello hacen un llamado a «la ciencia, las soluciones y la solidaridad» para superar la crisis sanitaria.
Diez meses después de conocerse la aparición de este coronavirus y de que el 11 de marzo pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia, el planeta sigue inmerso en la lucha contra la COVID-19, una empresa en la que esta agencia de Naciones Unidas ve «señales de esperanza».
Una esperanza que se basa en que en los últimos días se ha reducido el ritmo de contagios en el planeta, en la movilización de la comunidad científica que investiga contrarreloj vacunas, terapias y pruebas diagnósticas para hacer frente a la COVID-19 y en las medidas que adoptan los países para atajar la enfermedad.
Un millón de muertos por Covid-19
Sin embargo, los muertos por el COVID-19 en el mundo superaron este lunes el millón de personas, según los datos proporcionados por la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos en su recuento independiente.
De acuerdo a las cifras de esa fuente, los fallecidos han llegado a 1.000.555 en todo el planeta, con EE.UU. con el mayor número de decesos, 205.031; seguido de Brasil, con 142.058; e India, con 95.542.
En cuanto a los casos, la Universidad Johns Hopkins subrayó que se han alcanzando en el mundo los 33.273.720 contagios. Los tres países con más infectados por el coronavirus son: EE.UU., con 7.147.241; India, con 6.074.702; y Brasil, con 4.745.464.
“No es solo un número. Son seres humanos. Son personas que queremos”, dijo el doctor Howard Markel, profesor de historia médica en la Universidad de Michigan que ha asesorado a funcionarios del gobierno en la respuesta a la pandemia y quien perdió a su madre de 89 años a causa del COVID-19 en febrero.
“Eran padres y madres, esposas y esposos, hermanos y hermanas, amigos y colegas”, dijo en un comunicado António Guterres, secretario general de Naciones Unidas. “El dolor se ha visto multiplicado por la brutalidad de esta enfermedad. El riesgo de contagio mantuvo a las familias alejadas del lecho (de los enfermos). Y el proceso de duelo y de celebrar una vida a menudo se hizo imposible”.
La desoladora cifra, compilada por la Universidad Johns Hopkins, es mayor a la población total de Jerusalén o de Austin, Texas. Es dos veces y media más grande que el público que asistió a Woodstock en 1969. Es más de cuatro veces superior al número de muertos que dejó el terremoto y tsunami de 2004 en el Océano Índico.
Y aun así, casi seguramente no refleja el número total de casos debido a las pruebas de diagnóstico y a los reportes inadecuados o insuficientes, y al supuesto encubrimiento de decesos en algunos países.
Con información de RT y EFE