Una mala praxis de prueba de PCR de Covid mantiene al borde de la muerte de Claudia Serran, una ciudadana argentina que fue mal hisopada y como consecuencia perdió el cartílago de la nariz.
De acuerdo con la enfermera de profesión, en agosto de 2021 acudió a una clínica privada para realizarse una prueba de rutina de Covid como parte de los protocolos que le exigen en su empleo para poder ayudar a personas en cuidados intensivos.
La prueba no salió como ella esperaba
En entrevista con el diario El Caletense, Claudia Serran recordó aquel fatídico día: “Me llamaron para tomar un servicio de una señora que estaba a punto de fallecer y los hijos no daban más con los cuidados. Tomé el trabajo con un compañero que se hizo el hisopado en un hospital, el mío me lo hicieron en un laboratorio privado y lo pagó la hija de la señora”.
La prueba no salió como ella lo esperaba, al contrario, quedó tan dañada tras la práctica que tuvo que visitar a su médico, quien, conmocionado le informó que debía someterse a una operación urgente para reconstruir el cartílago de su nariz.
“Me empezó a picar, a molestar. Me entregaron el negativo. Al pasar los días la molestia persistía, pero el doctor me dijo que era normal. (Sin embargo) me salía una especia de sangre gelatinosa constantemente y se me estaba brotando la cara”, contó.
Sucedió en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz. Claudia Serran quien fue a realizarse un hisopado, denuncio mala praxis, luego de que le rompieron los cartílagos de la nariz. Asegura que una operación para que se la reconstruyan, le podría costar 200 mil pesos. pic.twitter.com/Ou8BL3GaIj
— BairesNews (@baires_news) January 18, 2022
Se le reventaron las venas
Aunque el médico informó Claudia Serran que los síntomas eran normales, ella no se sentía nada bien: “La zona de la nariz se me había puesto roja, así que decidí ir al hospital. Tenía aproximadamente cerca de 2 pulgadas de dilatación en la fosa nasal”.
Tras varios estudios se pudo conocer que por un tiempo llegó a presentar un nivel muy alto de glóbulos lancos con una anemia crónica, además se le habían reventado todas las venas: “En cuatro meses se me deshizo el cartílago. Soy alérgica a la penicilina y ya no recibía más antibióticos, un día me lastimaron mucho los brazos, la segunda vez (estuve) internada”.
El calvario de Claudia Serran aún no termina, pues a decir de la empleada de la salud: “El doctor me dijo que, si sigo así, la infección puede subir el cerebro y puedo morir”.
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