Cada dos años astrofísicos preparadísimos, dispuestos a dar con la estrategia más adecuada para evitar la colisión de un asteroide con la Tierra, se citan para discutir sus ideas.
Los expertos, cuyo trabajo consiste en vigilar cualquier asteroide potencialmente peligroso acercándose a nuestro planeta, se han dado cita para estudiar posibles amenazas.
Su objetivo es tener controlados aquellos objetos astronómicos que podrían impactar con la Tierra y, en caso de un acercamiento preocupante, buscar soluciones.
Las posibles soluciones
Estas pasarían en primer lugar por evacuar la zona de la colisión y, por otro lado, por intentar desviarlos.
Mandar un equipo de astronautas a destruirlo de cerca, al más puro estilo de Armaggedon, es una solución poco realista con las estrategias de las que disponemos.
Sin embargo, sí que se ha teorizado con algunas opciones, consistentes en el lanzamiento de cohetes que alteren la trayectoria del asteroide.
Los resultados de la última simulación
Lamentablemente, una simulación realizada recientemente por la NASA ha sacado a la luz que, con la tecnología actual, estas opciones serían muy complicadas.
El anuncio no ha tardado en captar la atención del empresario Elon Musk, quien ha alertado que necesitamos cohetes más grandes.
Quizás planea que su compañía, SpaceX, pueda llegar a fabricarlos. Pero la realidad a día de hoy es que, con o sin él, sería una mala noticia encontrarnos con un asteroide potencialmente peligroso.
Simulando un asteroide potencialmente peligroso
Cada año, la Conferencia de Defensa Planetaria, en la que participan agencias como la NASA o la ESA, realiza el simulacro de descubrimiento de un asteroide potencialmente peligroso.
Así, todos los profesionales que tendrían que ponerse en marcha si el caso fuera real comienzan a proyectar posibles soluciones, antes de que se produzca el impacto contra la Tierra.
El de este año, la séptima edición, ha sido especialmente peliagudo. Sería un objeto con un tamaño estimado de 120 metros, que se detectaría el 19 de abril de 2021.
Sin embargo, el anuncio público se haría un día más tarde. La colisión, de producirse, tendría lugar en pleno centro de Europa y arrasaría desde Noruega hasta Grecia, pudiendo hacer desaparecer por completo países como Alemania, Hungría o Dinamarca.
El tiempo de reacción
El tiempo del que dispondrían para elaborar una estrategia, desde el momento de la detección hasta el posible impacto, sería de seis meses.
Ocurriría el 20 de octubre de 2021, con una probabilidad de 1/2500 en el primer avistamiento. Una semana más tarde, aumentaría hasta 1/20.
Por lo tanto, ya sí se convertiría en una preocupación justificada, según relatan desde Space.com.
Ya con estos datos claros, analizaron mediante simulaciones de ordenador las estrategias que podrían implementar en ese periodo y cómo funcionarían para hacer frente a un asteroide potencialmente peligroso.
Resultados no muy alentadores
Los resultados no fueron muy alentadores. El primer obstáculo fue el tiempo. Solo para determinar ese punto de Europa en el que se produciría el impacto invirtieron dos meses, por lo que solo les quedarían cuatro para proyectar estrategias.
La primera opción sería lanzar masas, que ejercieran una interacción gravitatoria con él y alteraran su trayectoria. Pero no dio resultado.
A continuación probaron naves espaciales con motores de iones que lograran ese ansiado cambio de rumbo. Desgraciadamente, tampoco fue posible, pues en ese tiempo era imposible fabricar una lo suficientemente potente para afectar a la órbita del asteroide.
Opciones que sí funcionan
Sí que podría funcionar evacuar la zona. En seis meses hay tiempo. Sin embargo, esto también conlleva algunos hándicaps. Por un lado, si se trata de una zona pequeña, como la que se vio afectada en 2013 por el bólido de Chéliabinsk, sería fácil reubicar a esas personas.
Pero estamos hablando de países europeos completos. ¿A dónde podría enviarse toda gente? E incluso si esto se consigue, no se podrían evitar otros daños colaterales, como la destrucción de cosechas, carreteras, fábricas y otras muchas infraestructuras que interrumpirían las grandes vías de comercio a nivel mundial.
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Finalmente, la única opción que parece viable en tan poco tiempo es la fabricación de un dispositivo nuclear lanzado en un cohete hacia el asteroide potencialmente peligroso.
Por desgracia, esto reduciría el riesgo de impacto, pero no lo eliminaría, por lo que sería necesario seguir estudiando más posibilidades.