La deforestación de la Amazonía brasileña en 2019 fue la mayor en los últimos 11 años, informó este martes el Gobierno.
De acuerdo con un estudio divulgado por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), la Amazonía brasileña perdió 10.129 kilómetros cuadrados de su cobertura vegetal entre agosto de 2018 y julio de 2019.
El área es equivalente al territorio de un país como Líbano y que supone el mayor nivel de deforestación para un año desde 2008.
El área desforestada aumentó
La deforestación por tala de árboles, los incendios y el aumento de tierras para cultivo en el último año hasta agosto fue un 34,4 %.
Esto, muy superior a los 7.536 kilómetros cuadrados destruidos en el año inmediatamente anterior (agosto de 2017 y julio de 2019).
Pese al crecimiento progresivo de la deforestación en los últimos tres años, desde los 6.947 kilómetros cuadrados destruidos en 2017, el área devastada en 2019, casi la tercera parte de los 29.059 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal que la Amazonía perdió en 1995, hasta ahora un récord.
La deforestación en el último período, un 3,76 % superior a la calculada por el mismo INPE en noviembre pasado, cuando el organismo, con base en un sistema de proyecciones, divulgó que la Amazonía había perdido en el último año 9.762 kilómetros cuadrados.
Imágenes satelitales para medir la deforestación
La extensión fue corregida con la divulgación del área destruida consolidada.
El INPE calculó a partir del modelo conocido como Proyecto de Monitoreo de Deforestación de la Amazonía Legas por Satélite (PRODES).
Este modelo calcula la deforestación a partir del análisis de 229 imágenes del satélite Landsat, que permite identificar áreas desforestadas de más de 6,25 hectáreas.
Del total de la selva tropical destruida el año pasado el 84,56 % se concentró en cuatro estados: Pará, Mato Grosso, Amazonas y Rondonia.
La deforestación crece con Jair Bolsonaro
Los datos divulgados por el INPE confirman que la deforestación creció en el primer año de Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.
Bolsonaro asumió su mandato en enero de 2019 y ha impulsado iniciativas cuestionadas por los ecologistas, como:
La reducción de la fiscalización en la Amazonía, el incentivo a la agricultura en la región y la legalización de la minería en la selva tropical.
En julio del año pasado, Bolsonaro destituyó al entonces presidente del INPE por sus divergencias en torno a los métodos usados por el organismo para medir la deforestación.
El mandatario consideró que los datos presentados por el organismo eran falsos y, a su juicio, fueron divulgados de mala fe por funcionarios públicos con intereses políticos, con la intención de perjudicar tanto a Brasil como a su Gobierno.
Según sus críticos, amparados por los discursos permisivos de Bolsonaro sobre la Amazonía, los madereros aumentaron la tala de los bosques.
La medición divulgada este martes no incluye toda la selva destruida por los voraces incendios forestales que se extendieron el año pasado.
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— Teleamazonas (@teleamazonasec) June 9, 2020
Según las proyecciones, la deforestación en la Amazonía siguió creciendo este año y ni siquiera fue detenida por las medidas de distanciamiento social.
En abril pasado, en reacción a las críticas y tras haber nombrado a su vicepresidente, el general Hamilton Mourao, como jefe de un consejo que creó para cuidar de la Amazonía, Bolsonaro autorizó el envío de las Fuerzas Armadas a diferentes estados del país para combatir la deforestación y prevenir incendios.
EFE