La contaminación fue responsable de nueve millones de muertes en 2019, una cantidad similar respecto a 2015, según una investigación publicada este martes por «The Lancet Planetary Health».
El número de muertes causadas por fuentes de contaminación asociadas a la extrema pobreza, como la mala calidad del aire en espacios interiores y la insalubridad del agua, se redujo durante ese periodo de cuatro años, aunque ese declive quedó contrarrestado por un incremento de la contaminación industrial.
«El impacto en la salud de la polución continúa siendo ingente y los países de ingresos bajos y medios son los que sufren las peores consecuencias», señaló en un comunicado de la revista científica Richard Fuller, presidente de la organización ambientalista Pure Earth y responsable de la investigación encargada por «The Lancet».
«A pesar de las enormes consecuencias sanitarias, sociales y económicas, la prevención de la contaminación continúa pasando desapercibida en los planes sobre desarrollo internacional», agregó.
En torno al 75 % de las muertes provocadas directamente por la contaminación se deben a la polución en el aire.
Mientras que más de 1,8 millones están provocadas por otros tipos de contaminantes químicos, incluida la toxicidad de la tierra.
Como aspecto positivo, el estudio remarca que en las últimas dos décadas han decrecido especialmente en África las muertes atribuidas a la contaminación.
En gran parte gracias a la mejora del saneamiento del agua potable.
Sin embargo, en el conjunto del planeta se han disparado los decesos ligados a la polución ambiental.
En particular aquella procedente del plomo, al que se atribuyen 900.000 muertes prematuras en un año.
Ante esos hallazgos, los expertos recomiendan la creación de una comisión intergubernamental independiente.
Así como mayor financiación de gobiernos y organizaciones independientes para contribuir a atajar el problema.
«La polución, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad están íntimamente relacionados. Controlar esas amenazas conjuntas requiere una intervención global, guiada por la ciencia», comentó Rachael Kupka, directora ejecutiva de la Alianza Global sobre Salud y Polución.
«Está claro que la contaminación es una amenaza planetaria», agregó Kupka, que reclamó una «respuesta global» urgente.