Seguro que después de ver alguna de sus fotografías, empezamos a mirar el mundo de otra manera.
Como él dice, la cámara le enseñó a ser observador, a fijarse en los detalles.
Gracias a su ojo entrenado, los demás podemos ser testigos de estas maravillas.
Y si en la tierra siempre encuentra el mejor ángulo, no se diga desde el cielo, cuando a bordo de su ultraligero nos ofrece paisajes sobrecogedores y nos transporta a lugares a los que quizás sin él no podríamos llegar.
Hoy hacemos un recorrido por las anécdotas y la pasión por la naturaleza del aventurero Jorge Juan Anhalzer.