Irán condenó a muerte a un periodista que estuvo exiliado y cuyo trabajo en internet ayudó a inspirar las protestas económicas.
Las manifestaciones que comenzaron a finales de 2017 en todo el país, han sido la causa de la condena, dijeron las autoridades el martes.
El cibertisitio de Ruhollah Zam y el canal que creó en la popular aplicación de mensajería Telegram difundieron las horas de las protestas además de información vergonzosa sobre funcionarios que desafió directamente a la teocracia chií iraní.
Desafío a la teocracia
Estas movilizaciones fueron el mayor reto para Irán desde las del Movimiento Verde en 2009 y establecieron el marco para protestas masivas similares el pasado noviembre.
Los detalles de su detención siguen sin estar claros. Aunque estaba asentado en París, de algún modo, Zam regresó a la República Islámica, donde fue detenido por agentes de inteligencia.
En los últimos meses se han emitido por televisión una serie de confesiones sobre su trabajo.
Vocero anunció la condena
El vocero del poder judicial iraní, Gholamhossein Esmaili, anunció la condena a Zam el martes, diciendo que habían sido condenado por “corrupción en la Tierra”.
Este es un cargo que suele emplearse en casos relacionados con espionaje o con intentos de derrocar el gobierno iraní.
No estuvo claro de inmediato cuándo se dictó la sentencia.
Periodista puede apelar
El periodista podrá recurrir la condena, dictada por un Tribunal Revolucionario. El nombre de su abogado de oficio no se conoció de inmediato.
Zam dirigió un cibersitio llamado AmadNews que publicó videos e información vergonzosa sobre funcionarios iraníes.
Promocionaba su trabajo en un canal de Telegram, una app de mensajería segura que sigue siendo increíblemente popular entre los iraníes.
La chispa inicial para las protestas de 2017 fue el alza repentina del precio de los alimentos.
Muchos creen que los opositores conservadores del presidente del país, Hasán Ruhani, instigaron la primera movilización en la ciudad de Mashhad en el este del país, tratando de dirigir la ira de la población contra el mandatario.
Pero, a medida que las protestas se propagaban de localidad a localidad, el malestar afectó a toda la clase gobernante.
Pronto comenzaron a escucharse gritos desafiando directamente a Ruhani e incluso al líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, en los videos compartidos por Zam en internet. Su canal en Telegram compartió también las horas y los detalles organizativos de todas las protestas.
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Telegram cerró el canal por las quejas del gobierno iraní de que difundía información sobre cómo elaborar bombas incendiarias.
El canal continuó más tarde bajo un nombre diferente. En ese momento, el periodista, quien dijo que huyó del país tras ser acusado falsamente de trabajar con servicios de inteligencia extranjeros, negó haber incitado a la violencia desde el canal.
AP