Los residentes de Acapulco comenzaron a limpiar vidrios rotos y trozos de yeso el miércoles luego del terremoto de magnitud 7 con epicentro cerca de ahí que sacudió la mayor parte del sur de México y dejó una persona muerta.
Mucha gente durmió a la intemperie por temor a las réplicas, de las cuales ha habido más de 250 desde la noche en las colinas que rodean este puerto turístico en el estado de Guerrero.
El terremoto ocurrió poco antes de las 9 de la noche y generó pánico entre la población, que salió apresurada a las calles de Acapulco y de la Ciudad de México, donde sacudió edificios a casi 320 kilómetros (200 millas) del epicentro.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) informó que el epicentro se ubicó a 17 kilómetros (unas 10 millas) al noreste de Acapulco.
“Afortunadamente no hay daños mayores”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador el miércoles. “Hasta ahora una víctima. Un joven que iba conduciendo una motocicleta y perdió la vida” en la localidad vecina de Coyuca de Benítez.
La preocupación el miércoles por la tarde era mucho mayor en el centro del país por el miedo a que ocurran más inundaciones en el estado de Hidalgo. El gobernador Omar Fayad lanzó una alerta urgente para que miles de personas evacuaran el centro de Tula, la ciudad donde la víspera habían muerto 17, ya que se preveía la llegada de mucha más agua durante la noche y la madrugada.
Fayad subrayó que el río estaba un 30% por encima de su capacidad y el nivel del agua iba a subir.
“Esperamos que nos llegue un desfogue de una presa que puede significar la misma o más agua de la que recibimos ayer y antier”, advirtió.
Sobre los fallecidos, el gobernador aclaró que todos murieron en un hospital público de la localidad, pero sólo 15 de ellos debido a los problemas que ocasionaron las inundaciones.
En la costa del Pacífico, el sismo causó algunos deslaves, pero las autopistas importantes estaban transitables. El aeropuerto de Acapulco suspendió sus operaciones. Sin embargo, la empresa que lo administra dijo que planeaba reanudarlas normalmente hacia el mediodía.
Rumores de un posible tsunami provocaron miedo en barrios ubicados a baja altitud inmediatamente después del sismo y algunos vecinos buscaron refugio en terrenos más altos, pero no se emitió una alerta ni se registraron cambios en el nivel del mar.
“Todos estábamos preocupados por alguna variación en el mar”, comentó Sergio Flores, que dijo que lo único que hizo cuando empezó el terremoto fue abrazarse a su esposa en una parte de su jardín. “Oíamos el estruendo de la estructura, los ruidos de las ventanas, caían cosas adentro de la casa, el agua de la alberca se salió y fuera se escuchaban gritos, gente muy nerviosa”, relató.
En la zona turística algunos postes cayeron sobre autos frente a los hoteles. Los huéspedes se aglomeraron en las calles, nerviosos y a la espera de la señal de que todo había pasado. Algunos esperaron en el centro del bulevar marítimo con sus maletas.
El miedo a las réplicas hizo que más de 300 personas optaran por pasar la noche en la explanada de una unidad deportiva habilitada con ese propósito por la autoridad municipal.
“Estaba aterrorizada al ver cómo se movían las paredes de mi casa, que tiene 70 años de haber sido construida”, dijo angustiada Silvia Soto Navarrete, habitante de una colonia popular. Su vivienda quedó con las paredes cuarteadas.
Hasta las 5 de la tarde del miércoles, el Instituto Sismológico Nacional había registrado 259 réplicas.