Miles de personas en Latinoamérica ajustan sus economías, cambian sus dietas, sus modos de consumo y vida como por ejemplo: reducir compra de ropa, dejar de ir a restaurantes, reemplazar la carne vacuna por el pescado enlatado, y hasta recurrir a las ollas populares para poder comer.
Son los efectos de la inflación que a excepción de Venezuela y Argentina -que han lidiado con este problema durante largos años- reapareció con fuerza en América Latina y el Caribe luego de una etapa de relativa estabilidad.
Conflictos en el mundo
En el último año la guerra de Ucrania y Rusia disparó el precio de los combustibles y alimentos, profundizando el alza en el costo de vida que había comenzado durante la pandemia de COVID-19 por las restricciones que afectaron la producción e impactaron en la oferta de bienes.
México registró en agosto una inflación anual de 8,7%, la mayor en más de dos décadas, mientras Chile cerró 2021 con un índice de 7,2% -el más alto en 14 años-, que no cedió hasta llegar al 13,3% interanual en noviembre último.
El alza de precios ha desatado protestas de sectores productivos, sindicatos y organizaciones políticas y ha obligado a los gobiernos a actualizar los salarios, subsidiar la energía e incrementar las ayudas para apaciguar el descontento social.
Levantamiento indígena en Ecuador
En junio en Ecuador se produjo un levantamiento indígena que paralizó al país en demanda de la reducción del precio de la gasolina, mientras que Argentina es escenario de constantes protestas de organizaciones que agrupan a desempleados y trabajadores del sector informal, cuyos magros ingresos no paran de licuarse.
En Uruguay la suba de precios ha obligado a los más humildes a recurrir a ollas populares organizadas por las autoridades y los vecinos.
Previsiones del FMI
Según el Fondo Monetario Internacional la región finalizaría este año con un alza en el índice de precios al consumidor de 14,6% respecto de 2021.
Los que sufrirían más son Venezuela, con 220%; seguido por Argentina, con 95%, países donde esta distorsión se ha convertido en la regla desde hace mucho tiempo.
Siguen Chile, con 12,2%; Colombia, con 11%; Uruguay, con 8,9%; México, con 8,5%; Perú, con 6,8%; Brasil, con 6%; Bolivia, con 4,2%, y Ecuador, con 3,8%, acotó el informe “Perspectivas Económicas para las Américas: Navegando condiciones financieras más restrictivas”, publicado por el FMI en noviembre.
Varios países -como Brasil- han logrado en los últimos meses desacelerar los precios con políticas como la suba de las tasas de interés y, según el Fondo, en 2023 se espera que la inflación disminuya en la región hasta alcanzar 9,5%, una tasa todavía elevada.
Las presiones inflacionarias obedecen a las restricciones durante la pandemia, la adopción de políticas fiscales expansivas y el efecto que la guerra ha tenido desde marzo en los precios de la energía y los alimentos.
Incremento en el precio de alimentos
El Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros indicó que en América Latina -con excepción de Argentina y Venezuela- la inflación comenzó a acelerarse a mitad de 2021 al mismo tiempo que en Estados Unidos.
El incremento del precio de los alimentos está golpeando a los hogares más pobres e incrementando el hambre, alertaron en un informe conjunto la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos.
A su vez, la fuerte suba de los fertilizantes incidiría en un peor rendimiento de las cosechas.
Y como los salarios no se actualizan según la inflación, este año 1,8 millones de personas ingresarían a la pobreza extrema hasta sumar un total de 81,8 millones en toda la región.
Países se preparan para mitigar el impacto
En varios países latinoamericanos se encendieron las alarmas y se aplicaron medidas para abaratar los alimentos. México, donde su valor subió por encima del 14% este año, impulsa un plan de siembra para avanzar en el autoabastecimiento de productos clave como el maíz o el frijol mediante ayudas directas y asesoramiento técnico a los agricultores. Además, suspendió por un año los aranceles de importación de 21 alimentos.
Colombia subsidiará los insumos agropecuarios que se utilicen para producir alimentos y El Salvador ordenó la exoneración de impuestos a productos importados como el aceite, el arroz y el azúcar al tiempo que subsidia los combustibles.
Otros países han recurrido a los controles de precios. El gobierno del presidente argentino Alberto Fernández lo hace con cientos de artículos de la canasta básica y el del mexicano Andrés Manuel López Obrador con más de 20.
La CEPAL y Naciones Unidas han instado a los gobiernos a reactivar la asistencia estatal con programas de alimentación que se establecieron en escuelas y comedores populares durante la pandemia.
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