El Patronato San José recibe a más de 200 personas al día para brindarles refugio, comida e impulsar actividades artísticas para lograr una reinserción social. Habitantes de calle de Quito cuenta la difícil experiencia de vivir sin un techo y en el mundo de las adicciones.
Son varios los factores que pueden llevar a una persona a convertirse en un habitante de calle. Marco, quien vivió en estas condiciones por 30 años, cuenta que «las malas amistades» lo llevaron a consumir alcohol y drogas y, por ello, tuvo que sobrevivir en condiciones inhumanas.
«Iba ebrio a la casa de mi mami y, a veces, me portaba mal con ella y mis hermanas. Estaba dando un mal espectáculo en el hogar (…) La calle no es fácil. No puedes dormir por el frio o la lluvia», recuerda el hombre de 55 años. Sin embargo, desde que acude al Patronato San José dice que ha cambiado varios hábitos en su vida, entre ellos el consumo de drogas.
Según un estudio realizado por el Municipio de Quito, el 75% de los habitantes de la calle son consumidores. De ellos el 25% ingieren alcohol, el 23% sustancias psicotrópicas, el 38% ambas y 14% otras
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Óscar, quien también vivió en la calle, señala que uno de los problemas que deben enfrentar es la inseguridad. «Duermes con un ojo abierto. No sabes en que momento te quitan las cosas«, señala al recordar esta difícil etapa.
Por ello, dice que con el apoyo que se brinda en el Patronato San José recuperó su dignidad. «Aquí volví a ser persona porque en la calle no eres nadie», asegura.
El Patronato San José trabaja con los habitantes de calle a través de la pintura, la danza y la música para que se puedan» conectar con la sociedad, encontrar su hilo de vida y la dignidad que perdieron durante tanto tiempo», dice Marcelo Báez, educador artístico de este centro.
Fernanda Yépez, directora del Patronato, indica que diariamente reciben a 200 personas en estas condiciones y buscan que en los 16 albergues de Quito se brinde atención a quienes lo necesitan. Además, recuerda que cuentan con centros para consumidores, adultos mayores y erradicación del trabo infantil.
El objetivo de estos proyectos es demostrar que los habitantes de calles son sujetos de derechos con posibilidad de reinserción social. «Es importante acabar con la estigmatización. Hay historias de vida de exclusión y pobreza, que lo único que les queda es tratar de sobrevivir. Queremos sensibilizar a la ciudadanía», dice Yépez.
La funcionaria considera que esta es una problemática multicausal pues tiene relación con la pobreza, desempleo, discriminación, falta de acceso a la salud, educación, entre otros. Por ello, cree que es importante abordarlo desde la política pública.