A través de un programa de reciclaje, estudiantes secundarios producen composta. Además, el gas natural se logra con un biodigestor en un colegio de Quito.
El mecanismo convierte los desechos naturales en biofertilizantes. También crean composta que sirve para abonar la tierra y con el gas natural incluso se puede cocinar.
De acuerdo con Carla Avellán, directora del Liceo Campo Verde, «al estar rodeados de naturaleza, los estudiantes se ven así mismos como parte de ella». Y esto es parte de una iniciativa que busca reducir las emisiones de carbono.
La institución trabaja en coordinación con Byocycle y la Fundación Botellas de Amor. Ambos transforman los desechos orgánicos en recursos útiles y sostenibles.
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Además, el ahorro de recursos económicos por el uso de estos mecanismos podría utilizarse para más proyectos de este tipo. Así lo detalló la docente de Biología Lucía Mejía, quien destacó la importancia de la educación en esta materia.
Pero los residuos no orgánicos también tienen un tratamiento. Estos se recolectan y procesan a través de la economía circular.
El proyecto ‘Carbono Neutro’ fue visitado por autoridades locales y nacionales el 28 de junio. El funcionamiento se demostró con actividades prácticas, de la mano de estudiantes de ese centro educativo.
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