Un funcionario del gobierno del presidente Donald Trump que encabeza la respuesta a la pandemia de coronavirus dice que Estados Unidos puede esperar que haya una vacuna disponible a partir de enero de 2021, a pesar de las declaraciones del mandatario de que las inoculaciones podrían comenzar este mes.
Y según un creciente coro bipartidista de legisladores, expertos y autoridades de salud pública, el país está mal preparado para un incremento previsto de casos de COVID-19 durante el invierno.
El doctor Robert Kadlec dijo el viernes en un correo electrónico que el gobierno “está acelerando la producción de vacunas seguras y efectivas… para garantizar su entrega a partir de enero de 2021”. Kadlec es el subsecretario de preparación y respuesta en el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Trump ha dicho en actos políticos, debates y conferencias de prensa que una vacuna podría estar disponible en semanas.
“Creo que podemos comenzar en algún momento en octubre”, señaló el mandatario en una sesión informativa el mes pasado.
Kadlec no es el primer funcionario de salud que contradice la fecha optimista del presidente. El secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, dijo el jueves que 100 millones de dosis de vacunas podrían estar disponibles para finales de año “a la espera de las autorizaciones de la FDA”, la Administración de Alimentos y Medicamentos. Y el doctor Moncef Saloui, que encabeza las acciones de vacunación del gobierno, dijo el viernes a Marketwatch que los investigadores podrían saber “para finales de octubre, o noviembre, o en diciembre” si alguna de las vacunas en desarrollo es efectiva, pero que luego se requerirían semanas para conseguir la autorización de emergencia a fin de aplicarla.
A la pregunta sobre la diferencia en las declaraciones, la Casa Blanca no precisó una fecha, pero señaló que la prioridad de Trump es distribuir una vacuna “lo más pronto posible”. Kadlec señaló, sin dar detalles, que fue incorrecto concluir que esto significaba que el país no podría contar con una vacuna antes de enero.
El funcionario respondió a diversas preguntas de The Associated Press y FRONTLINE acerca de la respuesta del gobierno a la pandemia y, en particular, sobre la escasez de materiales médicos cruciales.
La AP y FRONTLINE reportaron esta semana que una interrupción en la cadena de abastecimiento de equipo médico crítico, como mascarillas, guantes, uniformes y respiradores artificiales, perjudicó la respuesta estadounidense contra el COVID-19 y probablemente influyó en la tasa de mortalidad en el país, más elevada per cápita que en casi cualquier otra nación del mundo.