Actualizado 13:25
Redacción Día a Día |
¿Se imagina que haya un fréjol que mide 5 centímetros, hasta 5 veces más grande que los que conoce? Existe y aunque ya no es tan común encontrarlo en mercados y chacras, hay quienes se niegan a dejarlo desaparecer y lo siguen sembrando y consumiendo. Su vaina puede medir hasta treinta centímetros; dentro alberga seis o siete frutos de una consistencia suave.
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Lo llaman huato, chachafruto, cáñaro, fréjol de monte, chacha fruto o balú. Este ha sido un producto fundamental en los Andes ecuatorianos precolombinos, por su facilidad de cultivo y su calidad como alimento.
El nombre cáñaro estaría vinculado a los Cañaris, antiguos pobladores de Cañar y Azuay, lo que indica la importancia que tuvo para ese pueblo. Quizás el nombre con el que mejor se lo identifica es porotón.
Se cosecha dos veces al año, en distintas épocas según la región. Su árbol es imponente y para quienes aún lo cultivan es un símbolo de resistencia frente a los cambios en la alimentación de los ecuatorianos, que han perdido la costumbre de consumir algunos productos del campo. Para los pueblos ancestrales, el porotón habría sido un ingrediente que se preparaba y compartía en ocasiones especiales y para invitados muy apreciados.
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