La fiscal general de Ecuador, Diana Salazar, asegura a EFE que «buena parte del Estado ha sido infiltrado» por el crimen organizado y el narcotráfico. Una situación que semanas atrás llevó al presidente de la República, Daniel Noboa, a reconocer la existencia de un conflicto armado interno. Poniendo de manifiesto en la escalada criminal que ha situado al país entre los más violentos de América Latina
Como ejemplo de esa infiltración, Salazar mencionó el caso «Metástasis«. Este que a finales del año pasado reveló una supuesta trama de corrupción judicial, policial y carcelaria a favor de estructuras criminales. Que nace tras acceder a la información que contenía el teléfono celular del presunto narcotraficante Leandro Norero, asesinado en 2022 en la cárcel de Latacunga.
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«‘Metástasis’ es una clara radiografía de cómo la delincuencia organizada ha permeado muchas instituciones del Estado. En esta causa tenemos procesados de la Corte Nacional y cortes provinciales de Justicia. También del Consejo de la Judicatura, Policía Nacional, Fiscalía, abogados, particulares y más. Todos ellos trabajando a cambio del dinero del ‘narco'», explica Salazar en declaraciones remitidas por escrito.
«Creo que esto deja claro que es un hecho que buena parte del Estado ha sido infiltrado«, señala la fiscal general, quien ocupa este cargo desde 2019.
En riesgo permanente
Durante los últimos meses, Diana Salazar ha denunciado amenazas de muerte y e incluso un plan para acabar con su vida. Como ocurrió 17 de enero con el fiscal César Suárez, a cargo de investigación de casos criminales, entre ellos la toma del canal de televisión.
Los amedrentamientos «son un riesgo que corremos todos los ciudadanos que no queremos un país controlado por el ‘narco’ o por criminales y que hacemos algo para cambiar la realidad actual», considera.
«Como fiscal general, el riesgo personal es mucho mayor, porque –de alguna manera– es plantarle cara a todos los delincuentes«, relata Salazar, cuya vida cotidiana ha cambiado radicalmente debido al riesgo que corre permanentemente.
«Es como vivir en un arresto domiciliario. Lo he repetido en varias ocasiones, no porque deba algo a alguien, sino porque la delincuencia buscará venganza. Pero tengo fe en que todo saldrá bien», confiesa la fiscal general, quien ocupa el cargo desde 2019.
Salazar, que se ha ganado el apelativo de «dama de hierro» por su firmeza, asegura que pese a todo no pierde la esperanza. «No todo está perdido, pero es momento de actuar y es lo que como institución estamos haciendo», subraya.
«Estamos haciendo nuestro trabajo para salir de este momento tan difícil (…), las personas que no hemos sido tomadas por el narcotráfico somos la mayoría en las instituciones del Estado. Si actuamos de manera articulada, sacaremos al país de esto», enfatiza.
Después de que varios fiscales hayan sido asesinados por las bandas criminales, todos los funcionarios del ministerio público que solicitan seguridad cuentan con ella. Para que «se sientan respaldados por la institución en la persecución de los delitos».
Respecto a las víctimas y testigos, la fiscal recuerda que el sistema de protección «se encuentra declarado en emergencia desde hace casi dos años, por la falta de recursos«.
«Sin embargo -apunta-, trabajamos con las mismas premisas de siempre: salvaguardar la vida e integridad de las personas durante y después de los procesos penales, para obtener justicia».
«Nadie está por sobre la ley»
Preguntada por las denuncias hechas por varias ONG sobre presuntas violaciones a los derechos humanos cometidas por miembros de las Fuerzas Armadas durante sus intervenciones en las cárceles, Salazar enfatiza: «nadie está por sobre la Ley. La Fiscalía investiga todos los hechos de los que tiene conocimiento a petición de parte y de oficio».
«Debido al decreto (que declara el ‘conflicto armado interno’), la Policía y las Fuerzas Armadas actúan sin la necesidad de que un agente fiscal se encuentre presente», detalla. Uva vez que agentes o militares concluyen su trabajo, ponen el resultado de sus actuaciones en manos de la autoridad competente con los elementos que hayan encontrado, para que la fiscalía pueda continuar con el trabajo, explica.
«Esa es la coordinación que hay: cumplir con la ley, con los tiempos, de manera que se actúe como corresponde, sin vulnerar los derechos de las personas, y que se logren las sentencias con las investigaciones respectivas. Cada institución cumple con sus competencias«, asegura.
Salazar se muestra agradecida por el apoyo internacional ante la situación que vive Ecuador. Resalta que la Fiscalía ha fortalecido la cooperación con otros países «con el objetivo de enfrentar al crimen organizado transnacional, porque ese es uno de los ejes fundamentales en esta lucha», recalca.
«Parte de la naturaleza de este tipo de criminalidad es que no conoce fronteras (…). Para poder combatirla es imperante que los Estados nos ayudemos», concluye la fiscal. Y pone como ejemplo el reciente golpe a la mafia albanesa en una operación conjunta entre Ecuador y España que desarticuló una red que enviaba grandes cantidades de cocaína a Europa y tenía un entramado de empresas para lavar millones de dólares. (EFE)
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