El Papa emérito, de 95 años, falleció este sábado 31 de diciembre de 2022, a las 09:34, en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, lo confirmó.
“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”, se lee en la nota de prensa del Director de la Oficina de Prensa del Vaticano.
“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”. Informa el Director de la oficina de Prensa vaticana pic.twitter.com/BrQ6UciuiL
— Vatican News (@vaticannews_es) December 31, 2022
Funeral el 5 de enero
En una rueda de prensa realizada en la Oficina de Prensa del Vaticano, el director comunicó a los periodistas de las diferentes agencias en varias lenguas, presentes o conectados virtualmente, que el jueves 5 de enero, a las 09.30, se celebrará el funeral en la Plaza de San Pedro presidido por el Santo Padre.
Bruni también informó de que Benedicto recibió la Unción de los Enfermos el pasado miércoles al final de la Misa en el Monasterio y en presencia de las Memores Domini, que lo asistían diariamente desde hace años.
Antes de su muerte, el Papa emérito pidió que todo estuviera marcado por la sencillez, una cualidad con la que él vivió.
El deterioro de las condiciones
Desde hacía ya varios días el estado de salud del Papa emérito había ido empeorando debido al avance de la edad, tal y como había informado la Oficina de Prensa actualizando la evolución de la situación.
El propio Papa Francisco había querido compartir públicamente la noticia sobre el empeoramiento del estado de salud de su predecesor al final de la última audiencia general del año, el pasado 28 de diciembre, cuando invitó a rezar por el Papa emérito, «muy enfermo», para que el Señor le consuele y le sostenga «en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final».
Y en todos los continentes se multiplicaron inmediatamente las iniciativas de oración con mensajes de solidaridad y cercanía también desde el mundo no eclesial.