La boliviana Gabriela Zapata, exnovia del expresidente Evo Morales, logró su libertad condicional tras cinco años en prisión.
Zapata fue sentenciada por seis delitos económicos, incluido el de legitimación de ganancias ilícitas.
El «mandamiento de libertad condicional» para Zapata, firmado por el juez cuarto de Ejecución Penal Abraham Aguirre, circuló primero en las redes sociales y luego su abogado, Marcelo Tamayo, confirmó su autenticidad.
Zapata accedió a un «beneficio que otorga la ley de Ejecución Penal» a personas que hayan tenido «excelente conducta dentro del penal», según el jurista.
Cargos
Zapata también tiene pendiente un proceso por trata de personas.
Ella fue parte de un montaje para presentar en un juzgado a un niño como si fuera hijo suyo y de Evo Morales, argumentando que nació en 2007.
Sin embargo, luego se retractó y sostuvo que el supuesto hijo nunca nació, pese a que muchas veces había sostenido lo contrario.
Antecedentes
Gabriela Zapata fue detenida en febrero de 2016 y condenada en 2017 a 10 años de cárcel.
Varios delitos como legitimación de ganancias ilícitas, asociación delictiva, falsedad ideológica, uso de instrumento falsificado, contribución y ventajas ilegitimas, y uso indebido de bienes y servicios públicos estuvieron a su haber.
También estuvo acusada de usar los predios de la Unidad de Gestión Social del Ministerio de la Presidencia para hacer tratos ilegales con empresarios.
Según el entonces Gobierno de Morales, los altos cargos de ese ministerio nunca se enteraron de que Zapata hacía negociaciones en esas oficinas.
La Fiscalía señaló en su momento que Zapata no pudo explicar la procedencia de 2 millones de dólares en sus cuentas.
Esa empresa se adjudicó varios contratos estatales para construir obras en Bolivia por 566 millones de dólares.
En principio, la oposición denunció un supuesto tráfico de influencias vinculado a Morales, pero él siempre rechazó esa acusación.
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