Atiborraron las playas, llenaron discotecas y sudaron juntos en bailes, ignorando durante días las recomendaciones de mantener distancia. Pero los miles de estudiantes que en esta época vacacionan en Miami Beach se enfrentaron el miércoles a la realidad: el coronavirus «no es divertido».
Normalmente, las vacaciones de primavera o «spring break» son la temporada alta de Miami Beach, una isla barrera frente a Miami con playas magníficas y repleta de restaurantes, discotecas y bares.
Pero ahora, mientras todo Estados Unidos cancela eventos y la gente es enviada a sus casas por el temor a la pandemia del nuevo coronavirus, las playas de Florida siguen repletas, en particular las de Miami Beach y a pesar de que un popular sector cierra al atardecer.
Se viralizaron entonces fotos de multitudes de jóvenes tomando sol, o de juerga en los bares y los paseos marítimos, y siguió el estupor de los usuarios en las redes sociales.
Hasta el presidente Donald Trump los regañó este miércoles en una conferencia de prensa: «No queremos que se reúnan. Y veo que se están reuniendo, en las playas y en restaurantes».
En respuesta, el condado de Miami y la ciudad de Miami Beach están tomando medidas que intentan, no siempre con éxito, poner punto final a las vacaciones de primavera.
«Ustedes no son invencibles», rogó el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, en declaraciones a periodistas el martes. «Tienen que pensar en la persona que está junto a ustedes y en aquellos que no conocen».
«No es divertido y tiene consecuencias devastadoras», insistió.
Miami ordenó entonces que, desde el martes a las 11 de la noche, los bares, clubes nocturnos y gimnasios cierren sus puertas hasta nuevo aviso y los restaurantes sólo vendan comida para llevar.
También se prohibieron reuniones de más de 10 personas en parques y playas, si bien este miércoles, al menos en la playa de South Beach, nadie parecía haberse enterado.
Otra orden ejecutiva dictada este miércoles prohíbe el uso de bicicletas y patinetas compartidas.
Además, la coordinadora de la respuesta al coronavirus del Departamento de Estado, Deborah Birx, advirtió este miércoles que «existen informes preocupantes de Francia e Italia sobre algunos jóvenes que se enferman muy gravemente en terapia intensiva», lo cual contradice los primeros datos según los cuales sólo los ancianos y las personas con problemas preexistentes de salud están en particular riesgo.
– «Sentimientos encontrados» –
«Es demasiado, no debería ser para tanto. No le tengo miedo a ‘corona’, pero me parece que está dando muchos problemas porque están cerrando todo», dice a la AFP Shelly Hill, una frustrada estudiante de 21 años.
Ella y otras cinco jóvenes están reunidas en una esquina. Estudian en Atlanta, en el vecino estado de Georgia, y acaban de decidir volver a casa en la noche.
«Pero, al mismo tiempo», prosigue Hill, «entiendo la necesidad de mantenerse a salvo y en cuarentena porque se está propagando muy rápido. Entonces no sé. Tengo muchos sentimientos encontrados».
Entre el martes y el miércoles, algunos restaurantes de la playa decidieron cerrar del todo. Si bien los mesoneros aún recibirán el pago de las horas que corresponden, muchos de ellos echarán de menos las propinas que necesitan en un país donde los comensales suelen dejar 20%.
Arquímedes Blandone está sentado en la calle, fumando un cigarro, frente a la pizzería Buon Pane Italiano en una de las calles más populosas de South Beach. Es el encargado del negocio. Desde este miércoles, no tiene mucho que hacer.
«Todo es muy serio. Hoy es nuestro peor día. No hay nadie», dice el hombre de 33 años.
El negocio normalmente cierra a las 3 de la mañana, ofreciendo pizzas a los ebrios transeúntes que pululan en las calles de Miami Beach durante todo marzo. Pero ahora tendrán que cerrar a las 10 de la noche tras un día angustiantemente lento.
«Está todo muerto, totalmente muerto», musita, deprimido.
EFE