Con más de 2 000 privados de libertad por encima de su máxima capacidad, pabellones tomados por bandas delictivas y ningún tipo de separación por niveles de peligrosidad, la Penitenciaria del Litoral es desde hace algunos años ya, una bomba de tiempo que ha estallado en diferentes ocasiones. Especialistas creen que el estado ha fallado y que si no se corrigen errores a tiempo podrían registrarse nuevas masacres.
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