María Mariángeli, enfermera en el Hospital Houssay de la localidad de Buenos Aires, estuvo una semana conectada a un respirador artificial por complicaciones del COVID-19.
Luego de esos siete días, María recibió el alta médica tras dar negativo en la prueba para COVID-19 y fue llevada hasta su casa para mantener el tiempo de aislamiento.
En su residencia, la enfermera de 43 años de edad, experimentó nuevamente problemas para respirar y tuvo que ser llevada de urgencia a una clínica cercana en donde murió de un paro cardíaco.
«Según informó la prensa marplatense, tras el hecho fue convocado por redes sociales un ‘aplausazo’ en honor a María Mariángeli y todos los trabajadores de la salud, cada médico y enfermera, que ponen en riesgo sus vidas en el marco de la pandemia», publica RT.
En todo el tiempo que la pandemia afecta a Argentina, han muerto 16 profesionales de la salud, según los datos del Sindicato de Trabajadores de Enfermería.
En medio de todo, el mundo sigue la cerrera por la consecución de una vacuna que ayude a controlar la pandemia de COVID-19. Según los más recientes reportes, la vacuna de Oxford es la que mejor se perfila para convertirse en la inoculación definitiva y ya entró en etapas avanzadas de pruebas clínicas.
Hasta entonces, recuerde que la mejor forma de evitar contagios es quedarse en su casa de ser posible, y si tiene la estricta necesidad de salir, hágalo con mascarilla y mantenga el distanciamiento de al menos dos metros con desconocidos. Por último lávese las manos con agua y jabón cada vez que llegue a su destino, su casa i su lugar de trabajo.