“Quédate en casa” es tal vez la principal consigna en la era del coronavirus. Pero eso no es cierto para todo el mundo.
El encierro de las familias puede generar peligros poco visibles pero reales, que alarman a activistas y funcionarios: Un posible aumento en los casos de violencia doméstica, ya que las víctimas pasan el día y la noche atrapadas en sus casas con sus victimarios, con las tensiones que van en aumento, sin poder escapar a ningún sitio y con acceso limitado o nulo a sus amistades. Para colmo, sin tener idea de cuándo esto va a pasar.
“Un abusador va a aprovechar todo lo que esté a su alcance para ejercer su poder y su control, y el COVID-19 puede ser una de esas herramientas”, dijo Crystal Justice, quien supervisa el desarrollo de una línea telefónica nacional para la violencia doméstica que funciona las 24 horas, los siete días de la semana en Estados Unidos.
Es difícil tener una idea de la magnitud del problema, pero las autoridades están preocupadas.
En un día normal, se reciben de 1.800 a 2.000 llamadas. Esa cantidad no ha variado, pero eso no sorprende a los entendidos. Justice dice que cuando ocurren desastres naturales, como un terremoto, la gente habla cuando ya ha pasado lo peor y reabren las escuelas y los sitios de trabajo.
Lo más importante, indicó, es que más de 700 personas que llamaron entre el miércoles y el domingo pasados mencionaron al coronavirus como “un desencadenante de su experiencia”. Las personas que llaman relatan historias inusuales, como la de que la pareja impide a alguien ir a trabajar en centros de salud, que reciban cierta atención médica o acceso a guantes y desinfectantes.
En Los Ángeles las autoridades confirmaron que se preparan para un aumento en los abusos. “Cuando la gente se encierra, en una o dos semanas se cansan el uno del otro y estalla la violencia doméstica”, dijo Alex Villanueva, sheriff del Condado de Los Ángeles.
“Nos lo vemos venir”, dijo Patti Giggans, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Paz en Lugar de Violencia, de Los Ángeles.
Antes de que se dispusiese el confinamiento de la gente, la agrupación comenzó a preparar sesiones de terapia y a llamar a la gente para decirles cómo mantenerse en contacto. Tal vez una llamada a un consejero desde un baño o durante una caminata si hay alguien abusivo en la casa.
Debido a las medidas tomadas para contrarrestar el virus, los activistas “no pueden presentarse en una comisaría. No podemos ir al hospital”, dijo Giggans.
“Uno de los retos que tenemos con esta pandemia es que la casa no es un lugar seguro para todos”, dijo Amanda Pyron, directora ejecutiva de The Network: Advocating Against Domestic Violence (La red: Combatiendo la Violencia Doméstica) de Chicago. “Las víctimas y los victimarios tienen que permanecer en la escena del crimen”.
La organización tiene también una línea de emergencia fue funciona las 24 horas y dice que desde que se dispuso el confinamiento subieron las llamadas que reciben, de 60 a 90 diarias.
Europa registra el mismo fenómeno. En Francia, el coronavirus y el encierro “son un cócktail explosivo”, según Nathalie Tomasini, abogada que representa a víctimas de violencia doméstica. Estar atrapada en una casa con una pareja abusiva, señaló, es como estar “en una cárcel sin ventanas”.
“Esta es una forma de guerra”, sostuvo Tomasini. En las guerras del pasado, “los hombres estaban en el frente de combate. Hoy están en casa. No es el mismo tipo de guerra”.
La directora de la Federación Nacional de Solidaridad con las Mujeres, que maneja la línea de emergencia de Francia, Francoise Brie, dijo que normalmente se reciben entre 350 y 400 llamadas semanales y que esa cantidad bajó en la primera semana de confinamiento. Pero agregó que es demasiado pronto para saber si el encierro tendrá algún impacto en la violencia doméstica.
“Esperamos episodios más graves, repetidos, en mayor cantidad”, afirmó Brie.
Otra organización, Mujeres a Salvo, dijo que las llamadas aumentaron. Un cambio, expresó Frederique Martz, quien dirige la agrupación, es que las víctimas de violencia doméstica no son enviadas a los hospitales porque “están rebasados” por los casos de coronavirus.
En España, otro país con muchos contagios, el ministerio de justicia dijo que los tribunales seguirán funcionando durante la crisis y que la violencia de género es una de las áreas que está recibiendo atención especial. Ha habido un incremento en las llamadas por violencia doméstica, de acuerdo con Carmen Benito, presidenta de Mujeres Contra el Maltrato.
“Las mujeres son mucho más vulnerables ahora”, dijo Benito. “Algunas mujeres nos llaman desde el baño y nos preguntan qué pasa si se van, adónde pueden ir y si los servicios del gobierno funcionan”.
La violencia contra la pareja no es la única preocupación. También se teme un posible aumento del abuso de menores ahora que no hay escuela y los chicos van a estar más tiempo en la casa.
“Es importante que los vecinos estén pendientes de los chicos de al lado y de los chicos del barrio en general”, dijo Tom Rawlings, director de la División de Servicios para la Familia y los Menores del Departamento de Servicios Humanos de Minnesota.
La línea especial para la violencia doméstica de Estados Unidos, basada en Austin, Texas, recomienda que las personas que creen podrían correr peligro usen chats y mensajes de texto para pedir ayuda de ser necesario y que planifiquen estrategias para emergencias, incluida una expresión casual que revele que corre peligro.
Activistas como Justice dicen que es muy pronto para decir si el aislamiento derivado del coronavirus tendrá algún impacto. “Pero sabemos que afecta a los sobrevivientes”, señaló. “Tal vez no haya nuevos casos de abuso, pero sabemos que los abusadores aprovechan cualquier situación que se les presenta. Y el encierro puede ser un detonante” de sus iras./ AP