El papa Francisco reanudó el miércoles su rutina de audiencias semanales con el público general, un mes después de pasar por una cirugía intestinal. Durante su esperada aparición recordó el aniversario de la devastadora explosión del puerto de Beirut y expresó su deseo de visitar Líbano algún día.
Francisco se quitó la mascarilla y caminó sin ayuda hasta el centro del escenario en un auditorio del Vaticano. Sonrió e hizo un gesto de saludo antes de ocupar su puesto en una silla acolchada y después se dirigió a cientos de peregrinos y turistas, que llevaban mascarillas para prevenir contagios de COVID-19.
Hacia el final de una audiencia de casi una hora, Francisco habló de la explosión en Beirut y recordó a las “víctimas, sus familias, los heridos y todos aquellos que perdieron casas y trabajo” en el desastre.
El pueblo de Líbano sigue “cansado y decepcionado”, señaló el papa, en referencia a las crisis políticas y económicas en el país mediterráneo. Francisco pidió a la comunidad internacional que ofrezca “gestos concretos” de ayuda al pueblo libanés y no “sólo palabras”.
“Mi deseo de visitarles es grande”, dijo Francisco, añadiendo que “nunca me canso de rezar” por ellos.
Francisco, de 84 años, fue hospitalizado el 4 de julio en Roma para una operación en la que se le extirpó parte del colon. La cirugía era necesaria para corregir una estenosis diverticular, o estrechamiento del tracto digestivo, según el Vaticano.
La audiencia del miércoles aplaudió ruidosamente sus declaraciones iniciales y sus menciones de cada grupo por idioma. Tras la bendición final, bajó las escaleras del escenario con ayuda de dos asistentes, saludó a varias personas del público y se tomó una selfie con uno de ellos.
“Espero que las vacaciones de verano próximas a comenzar serán un tiempo de refrescarse y de renovación espiritual para ustedes y sus familias”, dijo Francisco en sus declaraciones escritas.
A diferencia de pontífices anteriores, que pasaban los veranos en la finca de descanso del Vaticano en las colinas de las afueras de Roma o, como Juan Pablo II, en los Alpes italianos, Francisco permanece en el Vaticano durante los veranos.
Las audiencias de los miércoles fueron suspendidas en julio para darle a Francisco un descanso adicional durante el tórrido verano romano. Por eso, su operación no alteró su agenda de audiencias generales.