Ante la creciente expansión global del brote del coronavirus, los dirigentes del G7, los países más industrializados y ricos del mundo, acordaron este lunes «cooperar estrechamente» para «hacer todo lo necesario» a través de «una estrecha cooperación» para frenar la crisis económica y sanitaria.
«Estamos comprometidos a hacer todo lo necesario para asegurar una fuerte respuesta global a través de una estrecha cooperación y una acentuada coordinación en nuestros esfuerzos», dijo el G7 en un comunicado al término de una reunión virtual.
En una nota de inusual rotundidad, los líderes del grupo prometieron trabajar de manera conjunta para afrontar la pandemia del COVID-19, que calificaron de «tragedia humana y una crisis global de salud».
Ante los «enormes riesgos para la economía mundial», el G7 subrayó que va «a movilizar todos los instrumentos disponibles, incluidas las medidas fiscales y monetarias, así como acciones específicas, para apoyar de manera inmediata y tanto como sea necesario a los trabajadores, empresas, y sectores más afectados».
Los ministros de Finanzas del grupo, agregó el texto, «coordinarán de manera semanal la implementación de estas medidas y el desarrollo de acciones adicionales, oportunas y efectivas».
El comunicado del grupo se emite después de que la Reserva Federal (Fed) de EE.UU. lanzase este domingo todo su arsenal monetario, con un recorte de tipos de interés de un punto hasta el 0 % y una inyección de liquidez de 700.000 millones en activos, para tratar de contener las caídas en los mercados financieros y el miedo ante el frenazo de la economía global.
Pese a la magnitud de la medida de la Fed, que fue coordinada con otros grandes bancos centrales del mundo como el de Japón, el de Inglaterra o el Europeo, los mercados profundizaban este lunes aún más su derrumbe, con descensos superiores al 9% en Wall Street.
Para los analistas, la decisión de la Fed y otros bancos centrales es la adecuada, pero necesita del complemento de un agresivo paquete de estímulo fiscal.
«No hay nada más que hacer desde el lado monetario. Nadie debería esperar que el estímulo monetario arreglará las cosas. Ayudará algo, y puede poner un suelo bajo a la inflación y los tipos de interés. Pero un estímulo fiscal y ayuda directa para los sectores afectados son necesarios para la recuperación», explicó en un comunicado Adam Posen, director del centro de estudios Peterson Institute for International Economics (PIIE).
Entre los más afectados se encuentran las aerolíneas, que ya están negociando con el Gobierno federal líneas de ayuda de hasta 50.000 millones de dólares para paliar los efectos derivados de la crisis del coronavirus y la suspensión de la mayoría de sus vuelos.
En el Congreso de EE.UU., los republicanos y demócratas se encuentran inmersos en negociaciones para lanzar un agresivo programa fiscal de apoyo a hogares y empresas.
Entre las medidas discutidas, figuran la baja pagada por enfermedad para trabajadores (cobertura que no está garantizada a nivel federal en EE.UU.), fondos adicionales para reforzar el sistema de salud, el aplazamiento del pago de impuestos, así como medidas de liquidez para pequeñas y medianas empresas.
También se han dado a conocer propuestas más aventuradas, como la lanzada por el senador y exaspirante republicano a la Casa Blanca Mitt Romney, quien ha apuntado la posibilidad de ofrecer entregas directas de efectivo por un importe de 1.000 dólares al mes a los ciudadanos, mientras dure el brote del coronavirus,
El G7 está formado por Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos, que ocupa la Presidencia de turno este año.
Los casos de coronavirus fuera de China son ya más de 83.000, una cifra que por primera vez supera los registrados en el país donde se originó la pandemia (actualmente unos 81.000), según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según la gráfica actualizada de la web oficial de la OMS, el total de casos globales asciende a cerca de 165.000, y tras China los países más afectados son Italia (24.700 casos), Irán (13.900), Corea del Sur y España, con más de 8.000, respectivamente. EFE