Ocho equipos de Europa en un país para dirimir quién se queda con el trofeo más importante del fútbol de clubes, la Champions League.
El cambio de formato para la cita en Portugal es temporal, obligado por la pandemia de coronavirus. Pero el mismo refleja los temores que cunden sobre el futuro de las competiciones en el continente.
Reunir a los equipos a lo largo de dos semanas es algo inédito en Europa, y podría ser precursor de una posible Superliga.
Divorciarse de los torneos domésticos es el gran deseo de los clubes más poderosos, que prefieren medirse entre ellos con más frecuencia que cumplir con el trámite de compromisos menos atractivos en sus ligas nacionales para así clasificarse a las copas continentales.
La paralización del fútbol por la pandemia frenó la campaña de los clubes ricos que pretenden tener una Liga de Campeones cerrada para ellos. Eso era lo que Andrea Agnelli, el presidente de la Juventus, promovía en marzo, en el último cónclave de dirigentes del fútbol antes de las cuarentenas en Europa.
Abiertamente, Agnelli cuestionó la presencia de Atalanta en la Champions mientras que la Roma, con más historia en la competición, no pudo clasificarse por quedarse muy rezagado en la Serie A.
“Tengo un gran respeto por lo que el Atalanta ha hecho”, dijo Agnelli cuando acudió a una conferencia organizada por el diario The Financial Times sobre la industria del fútbol en Londres. “Pero sin ningún bagaje histórico europeo, y con una gran actuación el año pasado, se han ganado el acceso directo a una competición internacional. ¿Es justo o no?”
El temor de Agnelli por la irrupción del modesto Atalanta se hizo realidad.
En su primera participación en una Champions, el equipo de Bérgamo es el solitario representante de Italia que sigue en carrera. Cristiano Ronaldo y Juventus, en cambio, se fueron de vacaciones tras ser eliminados por el Lyon el viernes pasado en los octavos de final.
“Se trata de encontrar un equilibrio sobre lo que uno aporta al fútbol europeo y la actuación de un solo año”, prosiguió Agnelli.
Ya dejó de ser cosa de un año. Luego que la Serie A se pudo reanudar, Atalanta quedó tercero por segunda temporada seguida.
El Paris Saint-Germain será el rival del equipo más goleador de la Serie A el miércoles, poniendo en marcha los cuartos de final de un minitorneo en el que varios de los pesos pesados de Europa brillan por su ausencia. Esos son los equipos que se desviven por la Superliga.
Real Madrid, el equipo más laureado con 13 Copas de Europa, fue eliminado por el Manchester City la semana pasada. El flamante campeón Liverpool capituló ante el Atlético de Madrid. Han transcurrido seis años desde la última vez que el Milan se clasificó al torneo, y 13 desde que conquistó séptima Copa de Europa.
El elenco de ocho en Lisboa no es del gusto de Agnelli, líder de la Asociación de Clubes de Europa, y que se relame con un torneo que sea del gusto de patrocinadores, plataformas audiovisuales y teleaudiencias.
Si bien la ECA cuenta con 250 miembros, su prioridad está comprometida con la élite.
Y estos son unos cuartos de final sin esa élite. Apenas dos equipos que han ocupado el trono previamente se encuentran en Lisboa. Y el sorteo hizo que el Bayern Múnich y Barcelona, ambos con cinco coronas en sus vitrinas, se midan el viernes en cuartos.
Apenas uno de los otros seis — el Atlético — ha alcanzado una final, tocándole perder ante el Real Madrid en 2016.
Leipzig, rival del Atlético el jueves, concursa por apenas segunda vez en la Champions, y la primera ocasión en la que el conjunto alemán accedió a la etapa de eliminación directa.
“Es el momento más trascendental en la historia del club”, dijo el director deportivo de Leipzig Markus Krösche. “Es un torneo muy complicado”.
Tan complicado que sus clubes más exitosos no podrán levantar la orejona otra vez el 23 de agosto en el estadio de Benfica.
Un minitorneo que podría resultarle atractivo a los grandes, pero que no lo es en este momento al verse al margen.
Hace un año, el renacido Ajax eliminó tanto al Madrid como a la Juve para codearse en semifinales con Barcelona y Liverpool.
Cumplido un año, el lote de equipos en cuartos con más caras nuevas avala el por qué el actual formato de la Champions vale la pena defender. Se ganaron su derecho de estar en Lisboa en virtud de lo hecho en la cancha, no por resultados históricos.
El formato no tiene defectos, algunos de los grandes clubes sí.