Luego de un largo juicio en su contra, Joaquín “El Chapo” Guzmán fue sentenciado a cadena perpetua tras ser declarado culpable en febrero de 2019.
Desde entonces ha estado en una prisión de máxima seguridad en Colorado, Estados Unidos, y recientemente dijo que el trato que recibe ahí es injusto.
A través de una carta a la que tuvo acceso la cadena Univisión, el narcotraficante más famoso de México expresó lo que ha padecido dentro de la cárcel estadounidense en la que ya lleva tres años.
Añadió que:
“He sufrido mucho. Me sirven poca comida y a menudo me quedo con hambre”.
La misiva de siete páginas, escrita en inglés, la inició recordando que es un mexicano de 64 años extraditado de México a Estados Unidos en enero de 2017.
Al final la firmó con su nombre “Joaquín Guzmán L.”.
Guzmán Loera, quien anteriormente escapó a través de un túnel de una prisión de máxima seguridad en México, dijo que ahora está bajo “revisiones constantes dentro de su celda, cámaras de vigilancia hasta en el sitio en donde conversa con sus defensores legales y un análisis minucioso de las cartas que ha escrito, son algunas de las medidas que toma el gobierno para evitar que se fugue”.
Aseguró que “debido al trato en ADMAX ahora yo padezco dolores de cabeza, pérdida de memoria, calambres musculares, estrés y depresión”.
Subrayó que el trato que recibe en dicho lugar es cruel e injusto, y que en consecuencia estaba sufriendo problemas psicológicos y de salud.
“Yo rezo para que esta corte intervenga”, sentenció el ahora afectado.
Guzmán alegó en su declaración jurada que ni si quiera cuando solicita atención médica le hacen caso y es atendido.
Ejemplificó con un incidente ocurrido en julio del 2021, cuando los brotes de la pandemia eran severos en todo el mundo y él comenzó a toser “incontroladamente”, tenía el pecho congestionado y aun así “nunca recibí tratamiento médico”.
“He sufrido mucho estando en confinamiento solitario. Mi presión arterial se ha elevado, llevando a dolores de cabeza y ansiedad. A veces olvido cosas”, detalló.
Alegó que le sirven poca comida y constantemente se queda con hambre, además de tener un trastorno del sueño.
“Aunque yo no comparto una celda y estoy dentro de mi celda 24 horas al día, funcionarios de la prisión entran a mi celda varias veces por semana para hacer registros de mi rutina, cuando ellos mueven y tocan todas mis pertenencias”, detalló.
Fuente: Infobae