Ecuador es segundo país con más migrantes que han cruzado la peligrosa Selva de Darién, zona fronteriza con Colombia y llegado a Panamá, en 2023. Así lo informaron las autoridades panameñas este 1 de enero del 2024
Las autoridades informaron, este lunes 1 de enero, que 2023 cerró con 520 085 migrantes que cruzaron la jungla, de los que 120 000 fueron menores de edad. Una cifra récord frente a los 248 283 transeúntes que en 2022 siguieron esta peligrosa ruta hacia norteamérica.
Los ciudadanos de Venezuela (328 667), Ecuador (57 222) Haití (46 558) y China 25 344 «fueron las nacionalidades más recurrentes en cruzar» este año la Selva del Darién, informó en sus redes sociales el Ministerio de Seguridad Pública panameño (Minseg).
Además, en el informe se aportan cifras que dan cuenta de una «baja significativa» en la entrada de migrantes por la densa selva en los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2023 con 49 256, 37 231, y 24 626, respectivamente.
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Récord en 2023
El nuevo registro de tránsito de migrantes por Darién hacia Norteamérica al cierre del 2023 supera al registro de años anteriores. En el 2020 cruzaron 8 594 migrantes, en 2021 lo hicieron 133 726 y en 2022 pasaron por esta zona 248 283, de acuerdo con el Minseg.
Es así que este año se ha batido el récord de más de medio millón de migrantes en tránsito por el Darién, la selva que comunica el istmo y Suramérica, una cifra que duplica el registro del año pasado y abarca marcado un aumento de menores.
Este 2023 «ha sido un año en que se ha batido un récord. Han pasado más de 100 000 niños, niñas y adolescentes, de ellos el 50% son menores de 5 años«, dijo a mediados de diciembre pasado a EFE la experta basada en género del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Johana Tejada López.
La experta de Unicef alertó igualmente de un incremento de la llegada de menores separados de sus padres durante la travesía y de los adolescentes que viajaban «solos».
La mayoría de las familias que migran son de Venezuela, Haití, Ecuador y Colombia, detalló Tejada López en el albergue de Lajas Blanca que, al igual que en Bajo Chiquito, es escenario de esa situación con numerosas familias con niños y adolescentes.
Peligrosa travesía
Los migrantes llegan primero a Bajo Chiquito tras cruzar la selva, donde las autoridades registran sus datos y duermen una noche. Al día siguiente bajan en canoas, pagadas por ellos mismos, por el río Tuquesa hasta uno de los dos albergues existentes en Darién.
Allí, conocido por los migrantes como ‘la ONU‘, hay varios organismos que ofrecen ayuda humanitaria y médica al igual que las autoridades panameñas, que dan asistencia alimentaria en una operación única en el continente en la que el Gobierno ha invertido en los últimos años unos 70 millones de dólares, según datos oficiales. Y desde el Darién, los transeúntes deben abordar un bus, costeado por ellos, hasta la vecina Costa Rica.
Las restricciones anunciadas por varios países de tránsito, como la deportaciones de migrantes irregulares con antecedentes penales en Panamá, o por Estado Unidos, que ha puesto más trabas al acceso al asilo, no detienen el flujo migratorio.