Dos estados de excepción han logrado contener momentáneamente los estallidos de violencia al interior de las cárceles del país, pero no han resuelto los problemas de fondo.
Combatir la corrupción y desmantelar a las bandas criminales que siguen operando tras las rejas, son algunos de los pendientes del sistema penitenciario.
La presencia de los militares en los exteriores de las cárceles del país logró clamar momentáneamente la situación de estos centros.
En menos de un mes de haber concluido el segundo estado de excepción, en la cárcel de Esmeraldas se registró un amotinamiento, donde seis reos murieron.
Asimismo, cuatro días después en la cárcel El Rodeo en Manabí, donde hace más de un año no se registraba ningún crimen o amotinamiento, un ppl fue asesinado.
Y seis días después, en la cárcel de Latacunga se registró el asesinato de cinco privado de libertad.
Por estos tres hechos hay más 20 personas procesadas. Algunos recibieron prisión preventiva, mientras que otros fueron cambiados de prisión.
CORRUPCIÓN EN LAS CÁRCELES
Sin embargo, estas acciones no cambiarán el panorama según el exsecretario de rehabilitación social Ricardo Camacho. Pues asegura que las cárceles están lejos de ser centro de rehabilitación y que el sistema carcelario está lleno de corrupción.
Entre los temas pendientes se encuentra identificar y separar a los miembros de organizaciones delictivas en conflicto. Asimismo, incomunicar a los reos y depurar la lista de quienes están a cargo de esto centros.
Solo en este año dos directores de las cárceles han sido detenidos y procesados. Héctor Reina de la penitenciaria de Guayaquil y Alexandra Navia de la cárcel de Jipijapa.
También un juez de garantías penales y tres funcionarios del SNAI, que trabajan el la cárcel El Rodeo, están sentenciados por asociación ilícita.
A esta situación se suma el déficit de agentes penitenciarios, la falta de equipos y el hacinamiento.
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