El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue atrincherado en su acusación, sin evidencia, de «fraude» electoral y regresó este domingo a su club de golf privado de Sterling (Virginia) sin reconocer su derrota en las elecciones del martes pasado, mientras el ya mandatario electo, Joe Biden, lanzó su equipo de transición.
El sábado emitió un comunicado en el que subrayaba que «las elecciones aún no habían finalizado» y denunciaba, de nuevo sin evidencias, «fraude» electoral.
Trump prepara todo una batería jurídica para impugnar los comicios en los que ganó el candidato demócrata, quien ya fue reconocido como vencedor por diversos líderes del mundo. Por ejemplo, el mandatario estadounidense planea demostrar cómo personas que estaban muertas supuestamente votaron.
Sin embargo, hasta el momento no hay evidencia de que los demócratas hayan cometido fraude para ganar las elecciones, a pesar de las continuas denuncias de Trump y algunos de sus colaborares más cercanos.
Lo que se preguntan muchos es ¿qué sigue ahora para el mandatario estadounidense? Por el momento, el equipo jurídico pedirá el recuento de votos en algunos estados clave y Trump celebrara mitines en los que hablará de cómo encarará los litigios y denunciará, según cree pero aún sin haber presentado evidencia de ello, el supuesto fraude cometido en las elecciones del pasado martes.
En total, Trump juntó a un equipo de 92 personas que están repartidas en varios estados para iniciar su guerra jurídica. En Georgia quien lidera la campaña para el recuento de votos es el congresista republicano Doug Collins; en Arizona está Kory Langhofer, ex asesor de Trump, y quien servirá como uno de sus abogados principales en esta campaña de impugnación y en Pennsylvania está Ron Hicks, abogado de la firma Porter Wright.
¿SIN CONCESIÓN DE LA DERROTA?
Históricamente, una vez que los medios de comunicación proyectan el resultado definitivo en las elecciones de EE.UU., al cabo de unas horas, el derrotado suele llamar al candidato victorioso para felicitarlo.
No obstante, parece que Trump, quien se ha caracterizado por su rechazo a las tradiciones políticas, no tiene previsto reconocer la derrota en el corto plazo.
Una de las asesoras de Biden, Symone Sanders, indicó este domingo que «varios republicanos» del Congreso se han puesto en contacto con el presidente electo, pero nadie del círculo cercano de Trump.
«Creo que la Casa Blanca ha dejado claro cuál es su estrategia aquí y que van a continuar participando y agitando estos planes, en muchos casos sin base, legal», dijo Sanders en una entrevista en la cadena CNN.
Uno de los pocos republicanos que sí salió a felicitar a Biden fue el excandidato presidencial en 2012 y senador, Mitt Romney, quien mostró su disposición a trabajar con el presidente electo.
«Me gustaría ver una salida más elegante (de Trump) pero no es parte de su carácter», reconoció Romney.
Además del silencio de Trump, sorprende el de los principales líderes republicanos, quienes tampoco se han pronunciado al respecto.
Es el caso de Mitch McConnell, el líder de la mayoría conservadora en el Senado y uno de los pesos pesados del partido, quien ha evitado comentar, por el momento, la victoria de Biden.
Por su parte, el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, insistió hoy en que «todos los votos legales deben ser contados, todos los escrutinios completados y todas las objeciones legales escuchadas».
«Solo entonces EE.UU. decide quién ha ganado las elecciones», remarcó en la cadena Fox.
Pese a que hay estados en los que el reñido resultado obliga a un recuento, como es el caso de Georgia, lo cierto es que la capacidad legal de disputa de Trump es limitada ya que la ventaja lograda por el demócrata es considerada irreversible.
Biden y Kamala Harris se convirtieron en la mañana del sábado en presidente y vicepresidenta electos de EE.UU., tras cuatro días de escrutinio agónico después de las elecciones del martes, que hacían presagiar que el cómputo podría eternizarse en varios estados clave.
Sin embargo, poco antes de las 11.30 hora local de la costa este (16.30 GMT) las principales cadenas de televisión emitían sus proyecciones que daban como ganador al candidato demócrata, después de que ampliara su ventaja en Pensilvania en más de 30.000 votos sobre Trump, y superats la cifra mágica de 270 votos electorales necesarios para el triunfo.
La noticia provocó que las ciudades donde hay una mayoría demócrata, como Washington, Nueva York y San Francisco, se convirtieran en toda una fiesta con ríos de gente inundando sus calles y gritando «Trump estás despedido», la mítica frase que el magnate pronunciaba en el programa «The Apprentice».
Con información de EFE e Infobae.com