La Fundación Charles Darwin, con sede en el archipiélago de Galápagos, recibió una donación de siete millones de dólares para apoyar la conservación de las profundidades marinas en el Pacífico Este Tropical (PET).
Bezos Earth Fund y Gordon and Betty Moore Foundation donaron cinco y dos millones de dólares, respectivamente. El dinero se usará para promover la exploración e investigación de hábitats de aguas profundas y los montes submarinos en los países del PET, con el fin de informar de una mejor gestión de los paisajes marinos trasnacionales de aguas profundas, indicó.
El PET alberga diversos y extensos ecosistemas oceánicos profundos, que abarcan profundidades de 200 a 3 800 metros, «tan profundos como 12 edificios Empire State apilados uno encima de otro», puso como ejemplo.
Interconectados por corrientes a través de dorsales oceánicas profundas, montes submarinos, placas tectónicas, islas sumergidas y pináculos submarinos, estos representan, a escala global, el espacio vital más extenso del planeta.
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Los ecosistemas oceánicos profundos desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima mundial y en el suministro de bienes y servicios esenciales a las personas de todo el mundo. Sin embargo, afrontan una serie de amenazas, como la sobrepesca, el cambio climático y la perspectiva de la minería de aguas profundas.
Investigación de cuatro países
Esta donación, que apoyará el proyecto durante cinco años, reunirá a investigadores de Ecuador, Costa Rica, Colombia y Panamá, así como a la comunidad mundial de aguas profundas para trabajar por la mejora del conocimiento crítico de los ecosistemas de aguas profundas en áreas marinas protegidas (AMPs) de aguas profundas existentes, recién establecidas y potenciales en el Pacífico Este Tropical.
El proyecto trabajará en colaboración con los gestores de las AMPs para aumentar la protección representativa de los hábitats de aguas profundas en las zonas económicas exclusivas nacionales.
«Se han logrado grandes avances a nivel nacional para proteger las áreas de importancia biológica excepcional en el PET, y se han creado varias áreas marinas protegidas de renombre mundial en la región que abarcan Galápagos (Ecuador), Cocos (Costa Rica), Coiba (Panamá), Malpelo y Gorgona (Colombia)», dijo Stuart Banks, científico marino senior de la FCD.
Sin embargo, agregó, «apenas estamos empezando a comprender y apreciar las dimensiones ocultas de las reservas de aguas profundas existentes y sus áreas adyacentes».
Sede en Galápagos
Cuando forman parte de una red más amplia, las AMPs refuerzan la resiliencia de los océanos frente a los impactos del clima y son herramientas esenciales para la gestión de los océanos. No obstante, «rara vez se conciben entre países y a menudo sin conocimiento de las características de conservación de las aguas profundas», anotó la Fundación.
Ecuador, Costa Rica, Colombia y Panamá están rompiendo este paradigma a través de una iniciativa regional para crear un corredor marino transfronterizo que abarque las principales áreas marinas protegidas del PET, conocido como el Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR).
Cristián Samper, director general y líder de Soluciones para la Naturaleza del Bezos Earth Fund, expresó que las profundidades marinas son esenciales para la salud del planeta y el clima, pero también son uno de los ecosistemas más vulnerables de la Tierra.
«A pesar de su enorme papel ecológico y extensión, la integración efectiva de los hábitats de aguas profundas en las medidas de planificación marina ha sido limitada. Aquí es donde vemos la colaboración científica como la clave para informar nuevos modelos de gestión para las áreas protegidas, así como para descubrir y proteger nuevas áreas», comentó.
El proyecto tendrá su sede en la Estación Científica Charles Darwin de las islas Galápagos, donde se establecerá un Centro de Exploración de las Profundidades Marinas.
La iniciativa invitará a una coalición de trabajo que incluye investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI por sus siglas en inglés), que desarrolla un trabajo análogo en Panamá, de INVEMAR en Colombia y de la Universidad de Costa Rica. EFE