“La profe me pinchó, pero es un secreto”; docente es sentenciada por delito de odio en Quito

“La profe Jessy me pinchó, pero es un secreto”. Estas palabras de Nico (nombre protegido), un niño con autismo y discapacidad física del 71%, revelaron las agresiones cometidas por su docente, Jessica Paola P. L., durante casi un mes en una escuela de Quito.

La docente fue sentenciada a un año de prisión como autora directa del delito de actos de odio, informó la Fiscalía General del Estado este miércoles 4 de diciembre del 2024. El hecho ocurrió entre abril y mayo de 2019.

Nico tenía cinco años cuando ocurrió la agresión. Según el ministerio Público, además de tener autismo, el menor sufría episodios epilépticos “que se incrementaron debido a las agresiones físicas cometidas por su docente”.

En el desarrollo del caso, la Fiscalía reveló que la condición del niño hacía que fuera más activo e inquieto que otros. “Cuando ingresaba al aula tomaba juegos de rompecabezas y libros de cuentos, lo que devenía en castigos físicos. Su profesora pinchaba a Nico con agujas en distintas partes de su cuerpo”, detalló en un comunicado.

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El antropólogo cultural, que compareció como testigo de Fiscalía a la audiencia de juicio, explicó que los actos infringidos por la procesada encajaron en un escenario de odio, vulnerando doblemente los derechos del menor: tanto por ser un niño como por su condición de discapacidad.

Por su parte, el psicólogo forense detalló que las agresiones dejaron secuelas emocionales, como ansiedad, tristeza, rechazo y miedo, con un pronóstico negativo a corto y largo plazo.

Los padres del pequeño también testificaron. Su madre aseguró que se percataron de las agresiones porque identificaron marcas en el cuerpo de Nico mientras lo cambiaban de ropa. Esto llevó a la familia a denunciar los hechos ante las autoridades del plantel, lo que resultó en la destitución de la docente y la Rectora de la institución.

La madre de ´Nico´ agregó que, entre abril y mayo del 2019, los ataques epilépticos del niño se incrementaron, por lo que fue ingresado por emergencia al Hospital Baca Ortiz.

El médico tratante de esa casa de salud declaró que el aumento de estos episodios ocurrió porque el niño estuvo expuesto a altos niveles de estrés generados por las agresiones. Además, confirmó que, en una evaluación médica realizada el 10 de mayo de 2019, se encontraron las marcas causadas por los pinchazos con una aguja.

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