La nueva película de 26 minutos de Shinichiro Ueda se filmó remotamente, sin que nadie tuviera que verse en persona, e incluye imágenes tomadas por los mismos actores con sus celulares, así como grabaciones de las juntas en la ahora omnipresente aplicación de videollamadas.
La comedia de terror centrada en el teletrabajo, “One Cut of the Dead Mission: Remote”, se estrenó este año y ya está disponible en YouTube. Incluye a los mismos personajes de su película galardonada de 2017 “One Cut of the Dead”, que tiene una toma que dura 37 minutos.
“Todo Japón, el mundo entero, se siente un poco estresado por el temor en torno al coronavirus, así que simplemente tenía el deseo de alegrar a la gente un poco con entretenimiento ligero”, dijo Ueda, de 36 años, en una entrevista reciente hecha muy a modo por Zoom con The Associated Press.
“Ver entretenimiento me ha salvado, me ayudó a lidiar a menudo cuando estuve deprimido. Sentí que tenía una especie de misión de hacer este trabajo”, dijo Ueda.
El trasfondo de “One Cut of the Dead Mission: Remote” es la desesperanza que los artistas, intérpretes, músicos y cineastas sienten ahora que las restricciones por el distanciamiento social les ha dificultado extremadamente realizar su trabajo y seguir su vida habitual. Eso es algo que Ueda dijo que él mismo estaba sintiendo.
La historia se centra en un elenco y equipo de filmación que está rodando un cortometraje sobre un intruso misterioso que ataca a sus víctimas haciéndoles cosquillas para que no puedan dejar de reír.
El resultado es una mezcla hilarante de selfies irregulares, ediciones obvias y narrativa predecible. Pero al mismo tiempo transmite un mensaje poderoso y conmovedor sobre personas creativas unidas pese a la adversidad, y su devoción férrea a la producción cinematográfica.
En una escena y los créditos finales pueden verse a más de 300 personas de todas partes del mundo que enviaron videos sonriendo y haciendo una coreografía para la película. La gente participó tras responder a una convocatoria en redes sociales.
El estilo de Ueda incorpora comedia circense y se enfoca en lo visual y no en una narración verbal explicativa, un enfoque relativamente raro en el cine japonés contemporáneo.
«Crecí con las películas de Hollywood. He visto más películas estadounidenses que japonesas. Las obras que he visto fueron hechas con un estándar global, no algo que sólo se entienda en Japón. Eso me ayudó a desarrollar el don de buscar obras que todo el mundo pueda disfrutar, obras que abordan temas universales y deseos primordiales”, explicó.
Ueda, quien llevaba puesta una camiseta de “Citizen Kane” (“El ciudadano Kane”) durante la entrevista, dijo que lo han influido directores como Billy Wilder, Quentin Tarantino, Steven Spielberg, Martin Scorsese, Wes Anderson y Sidney Lumet.
Además de dirigir, también escribe los guiones de sus películas y él mismo las edita. Suele trabajar con poco presupuesto.
Su cinta previa, “One Cut of the Dead”, tuvo un presupuesto de 3 millones de yenes (28.000 dólares) pero ha ganado premios en Estados Unidos, Europa y Japón. El título japonés puede traducirse como “deja que la cámara siga corriendo”, que es exactamente lo que Ueda hizo durante 37 minutos, casi la mitad de la película.
El director japonés galardonado en Cannes Koji Fukada elogió la elogió como “una cinta que pasa en un flash de alegría hipnotizada hecha con piezas de rompecabezas que encajan perfectamente”. Variety dijo que “captura toda la locura y la euforia del cine con un presupuesto minúsculo”.
Ueda dijo que los planos secuencia prolongados serán un distintivo de su obra.
“Todas las técnicas, la filmación, iluminación, grabación debe continuar sin parar. Los actores deben seguir actuando sin parar. Lo que se les pide es enorme, pero esa dificultad es lo que lo hace fantástico. De alguna manera todos se tienen que unir para lograr esa toma”, dijo. “Todas las maravillas, el significado y el legado del cine, se empacan en esa sola toma”.
Ueda ha hecho películas desde que era un adolescente armado con una videocámara. Dijo que la clave del éxito es seguir haciendo películas, muchas.
“Sólo después de 200 o 300 películas malas tienes esa gran película”, señaló. “Creo que lo que cuenta por encima de todo es que sigas haciendo películas, simplemente que sigue cometiendo errores”.