La tortuga Diego, un ejemplar gigante que ayudó a salvar su especie en las Galápagos al procrear 800 hijos, regresa a la isla de la que fue sacado aparentemente hace 87 años.
Esto tras considerar que ya no hay peligro de extinción.
«Hoy es el día en que la tortuga Diego vuelve a casa. La operación se está desarrollando», confirmó el Parque Nacional Galápagos.
El Parque explicó que en la operación se están repatriando otras 14 tortugas que participaron en el crucial plan de procreación.
El programa comenzó en la década de 1960, después de descubrir los expertos ecuatorianos que apenas quedaban en la isla Española doce hembras y dos machos de la especie Chelonoidis hoodensis.
«En 1960 se descubrió que había islas en las que (estas tortugas) estaban a punto de extinguirse y con ellas se inicio el programa en cautiverio», agregaron.
Diego reclutado
Diego, reclutado a la misma misión en 1976 para dotar el programa de crianza de «la variabilidad genética» necesaria para garantizar la continuidad de la especie.
Tras buscar por todo el mundo, los encoraron en un zoólogico de San Diego, en Estados Unidos.
Y con un linaje de 800 ejemplares, Diego regresa ahora a la isla Española con sus 14 compañeros de proyecto.
Consideran los expertos que no existe más el peligro de extinción por el que estaban en cautiverio en la Isla de Santa Cruz.
«Actualmente hay alrededor de 2.300 ejemplares en esa isla que han sido repatriados a lo largo de todos estos años y ya no se las necesita mantener en cautiverio porque está creciendo la población. Así que se las va a liberar».
Pero aseguran que este pequeño grupo «salvó la especie», al pasar de «de 15 a 2.300».
Para Diego será sin duda un momento histórico
Los expertos del Parque Nacional de Galápagos creen que lo capturaron es esa misma isla en 1933.
El proceso de trasladó, anunciado en enero, debió realizarse el 27 de marzo, pero por la pandemia del coronavirus lo aplazaron.
Arida, pequeña y de fácil acceso, la isla Española, situada en el sureste del archipiélago, perdió años atrás casi la totalidad de las tortugas principalmente a manos de piratas y balleneros que se abastecían de alimento en ese refugio y se llevaban en sus barcos a las tortugas gigantes que podían «sobrevivir hasta un año, o incluso más, sin comer ni beber».
Sin embargo, y tras el exhaustivo proyecto de reproducción en cautiverio, estudios basados en modelos matemáticos con diferentes escenarios posibles para los próximos 100 años, revelan que la isla reúne ahora las condiciones suficientes para mantener a la población de tortugas, y que seguirá creciendo normalmente sin ninguna nueva repatriación de juveniles